Kim Nguyen insistió mucho a los productores para que aceptaran trabajar con oso real en la película, pues según él "un animal en 3D no aporta la misma poesía".
Todo el equipo afirma que rodar fue complicado debido a las condiciones climatológicas, pues las temperaturas bajo cero podían hacer que se congelasen en cuestión de minutos. De hecho el director ha confesado que a uno de sus asistentes de cámara se le quedó un dedo pegado al metal del objeto mientras cambiaba la lente.
La película se estrenó en el año 2016 en el Festival de Cannes.
El prosupuesto empleado para realizar el film fue de 8,8 millones de dólares.