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    La vaca
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    La vaca

    A la concordia por la ganadería

    por Paula Arantzazu Ruiz

    En Mi tierra (2012), el cineasta Mohamed Hamidi nos llevaba de Europa a África de la mano de Farid, un joven cuyo padre le “obliga” a viajar de su París natal a Argelia para hacerse cargo de unos asuntos familiares, y en La vaca, su nuevo trabajo, el viaje parte del sur para ir hacia el norte mientras seguimos a Fatah (Fatsah Bouyahmed), un campesino obstinado en presentar a su vaca Jacqueline al concurso del Salón de la Agricultura de París. Lo que sigue tras esa premisa no es tanto una exploración de las raíces y de las dificultades que se dan con el choque cultural entre dos continentes y maneras de vivir, como sucedía en la película anterior, sino una road movie amable y especialmente tierna, una fábula cómica que intenta ahondar en los vínculos entre uno y otro país a través de la mirada cándida del protagonista (y su vaca). 

    Si eliminamos de la ecuación el dato de que no es tan sencillo entrar animales al país vecino (aún menos a un país de otro continente, o si no que se lo pregunten a Amber Heard y a Johnny Depp, por separado, que tuvieron que pagar en abril de este año una soberana multa por introducir ilegalmente a sus Yorkshire terrier en Australia), los giros cómicos de La vaca harán las delicias del público general. Porque a través de una historia aparentemente simple, Hamidi intenta visualizar las bondades de los intercambios culturales entre personas de las más diversas procedencias y aspiraciones (el protagonista y el conde arruinado, por ejemplo, interpretado por Lambert Wilson) para ofrecer un mensaje edificante sin demasiada ambición pero al mismo tiempo nada presuntuoso. No cuesta ver a Fatah como un Forrest Gump argelino –su inocencia es el gran valor de la cinta–, y cada uno de los encuentros del protagonista en su peculiar odisea hacia la capital francesa sirve para poner en escena estereotipos y otras cuestiones, y, a la postre, mostrar una felicidad que, siendo sinceros, parece ciencia-ficción.

    A favor: La bonhomía de su protagonista.

    En contra: Que más allá de la presencia de Fatsah Bouyahmed, la película no tenga mucho más que ofrecer.

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