Este es el segundo largometraje del guionista y director norteamericano Ben Cresciman, que también ha trabajado realizando varios videos musicales.
En la película la casa juega una función esencial, por eso la escogieron con cuidado. El director considera que dieron con el lugar ideal porque "debes subir y bajar multitud de escaleras y estés donde estés, eres visible para lo demás. Es como una moderna prisión de 7 millones de dólares".