Un matrimonio incómodo
por Paula Arantzazu RuizEntre el cuento de hadas y la mirada retrospectiva histórica, Un reino unido, el biopic sobre el romance del Príncipe Seretse Khama, el rey de Bechuanaland (la actual Botsuana), y la británica Ruth Williams, una mujer blanca, contiene todos los elementos para satisfacer a una platea dispuesta y, pese a ese espíritu para todos los públicos, la película de Amma Asante se aleja (algo) del tono de este tipo de largometrajes para reivindicar un relato que, a la postre, puede incomodar a los que todavía creen que no hay igualdad posible entre africanos, europeos, hombres y mujeres.
Si en Belle la cineasta ya abordaba las cuestiones de los prejuicios raciales y la falsa moral europea, vehiculándolas a través de la historia de la joven Dido Elizabeth Belle, una joven mestiza en el Reino Unido aristócrata del siglo XVIII, en Un reino unido la operación es similar. Obviamente, la sociedad británica (familia, entorno laboral, amigos y hasta políticos) no aceptará que Williams (interpretada por una correcta Rosamund Pike) quiera esposarse con el joven africano (David Oyelowo), pero Asante también hace hincapié que la sociedad de Bechuanaland rechazará por su parte a la joven británica por motivos parecidos, es decir, por razones de clase y de etnia.
En pantalla los tejemanejes de uno y otro gobierno para oponerse al matrimonio interracial de Khama y Williams quedan reducidos en algún que otro momento a pataletas políticas, algo mermados por la fotogenia de la historia de amor de los protagonistas, pero la película plantea al menos un resumen básico que los menos duchos en historia del continente africano agradecerán: el auge de la política del apartheid en Sudáfrica, los intereses económicos de una tierra todavía por explotar, la Guerra fría y las contradicciones políticas de Europa en pleno proceso de descolonización se ponen encima de la mesa como todo aquello contra lo que, en realidad, luchaban la pareja de enamorados. Ni Romeo y Julieta.
A favor: Su nada complaciente crítica a la administración británica.
En contra: Su edulcorado romanticismo.