Filme discreto para una figura relevante
por Quim CasasLou Andreas-Salomé es una figura tan relevante en el mundo de la filosofía y el feminismo como para que ahora mismo pueda resultar extraño o sorprendente que su vida sea llevada a la pantalla, igual que ha pasado con Hannah Arendt y la película que le dedicó Margarethe von Trotta hace seis años. Pero una cosa es la importancia del personaje, y más en la reivindicación de mujeres de gran significación histórica, científica o cultural que trasiega el actual biopic cinematográfico europeo –un caso reciente sería el filme sobre Madame Curie–, y otra muy distinta el acercamiento dramático, lo que ofrece la película resultante más allá de lo que aportó –y posiblemente ya sabíamos– el personaje biografiado.
En este sentido, Lou Andreas-Salomé es una película en exceso plana que obedece ciegamente las leyes escritas y no escritas de esta variante genérica tan poco provechosa como es el biopic. Cierto que nos ahorramos los golpes de efecto dramáticos relacionados con las adicciones y las rupturas matrimoniales de la mayoría de las biografías fílmicas sobre estrellas musicales, pero el tono de este filme de Cordula Kablitz-Post es más o menos el mismo solo que centrado en una escritora, filósofa y sicoanalista rusa y judía a principios del siglo XX.
No faltan, por supuesto, sus relaciones, siempre contradictorias, entre la fascinación intelectual y el sesgado deseo amoroso, con Friedrich Nietzsche, Rainer Maria Rilke, Sigmund Freud y Paul Rée, todo ello contado en retrospectiva, cuando una anciana pero aún lúcida Lou Andreas-Salomé dicta sus memorias a un joven mientras Alemania se derrumba bajo el yugo nazi. A partir de la cita de Aristóteles respecto a que nuestro carácter es el resultado de nuestra conducta, la película quiere mostrarnos con sencillez las elaboradas teorías de la protagonista que tanto influirían no solo en la sicología moderna, sino en quienes son sus nombres más significativos, caso de Freud. El aspecto emocional del personaje, tan reacio inicialmente a las relaciones sexuales y al compromiso amoroso, es perfilado antes que delimitado, y eso lastra el relato, y la relación que el espectador establece con la escritora, ya que buena parte de su discurso de tendencias liberales surge de sus experiencias con el sexo opuesto.
La única aportación relevante de la hasta ahora documentalista Cordula Kablitz-Post es comenzar varias secuencias con los personajes de carne y hueso insertados dentro de postales y fotos de la época, como si estuviera recordándonos que esto es una representación, una postal coloreada de un tiempo pasado y estático sobre la que se deslizan los actores de una ficción inspirada en la realidad. La actriz Katharina Lorenz realiza una buena interpretación, pero yo recuerdo mejor el trabajo de Dominique Sanda como Lou Andreas-Salomé en la tremendista Más allá del bien y del mal (1977), la película de Liliana Cavani centrada en el triángulo amoroso que Lou formó con Nietzsche y Rée.
A favor: Su intento de facilitar la comprensión de algunas teorías sicoanalíticas y filosóficas.
En contra: Su dramaturgia plana, su forma de acatar todos los clichés del biopic.