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    Escándalo y radioactividad

    por Quim Casas

    Marie Sklodowska Curie (1867-1934) es carne de biopic, no solo debido a sus descubrimientos de la radiactividad y los dos premios Nobel que le fueron otorgados, sino porque, como se nos cuenta detalladamente en el presente filme, mantuvo una larga relación sentimental con un hombre casado, Paul Langevin: el escándalo que suscitó esta relación corrió en paralelo a la concesión de su segundo Nobel. Pese a manejar estos elementos, más que adecuados, repito, para el biopic tradicional, Marie Curie es una película bastante contenida que solo de vez en cuando sucumbe al toque esteticista (la melancolía de la luz ambarina de época), sobre todo en su última parte, cargando las tintas melodramáticas donde hubiera sido necesario una mayor moderación emocional.

    Tiene a su favor la interpretación que de Marie hace la actriz polaca Karolina Gruszka, luchando precisamente contra este tipo de exageraciones tonales, y la acumulación de elementos y personajes hasta crear un cierto retrato de la época antes que la estampa de un solo personaje: la reivindicación de carácter feminista, el encuentro con Eisntein (en una bella secuencia en la playa), el recuerdo omnipresente del esposo muerto, el conflicto entre ciencia e intuición, el desafío a las normas sociales. 

    El trabajo de Gruszka se sitúa en las antípodas de la ilustración hollywoodiense ofrecida por Greer Garson en la versión de 1943: otros modelos de cine, otros intereses. Pero lo que rodea a la actriz no varía sustancialmente tanto como en los filmes biográficos de antaño realizados en Estados Unidos, o los más recientes rodados en Francia. Estamos lejos de la reconstrucción semi-documental que de matrimonio Curie ofreció Georges Franju en su cortometraje de 1956. 

    La realizadora Marie Noelle opta por dar mayor relevancia a la relación con el científico casado, aunque, en la realidad, fuera más bien un breve romance, porque esa relación acarreó la ira de la esposa, el descrédito, la carnaza para la prensa sensacionalista y los ataques de los sectores académicos más reaccionarios. De este modo, Marie Curie se convierte gradualmente en un alegato sobre la libertad de pensamiento (amoroso y científico), con la radiactividad casi en el estadio del MacGuffin.

    A favor: Los trabajos interpretativos y el intento de radiografía social de una época.

    En contra: Los clichés del biopic no pueden faltar.

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