Mi hermana pequeña
por Xavi Sánchez PonsComo si se tratara de una versión a la inversa de “Sister”, aquella canción donde Prince se ponía en la piel de un adolescente de dieciséis años para relatar sin embudos un encuentro sexual con su hermana mayor, Pedro Aguilera propone en su tercera película un juego perverso y provocador que, avancémoslo ya, no funciona tan bien como el que planteaba el genio de Minneapolis. En Demonios tus ojos es el hermano mayor (un director de cine autodestructivo) el que corrompe a su hermana pequeña; que aquí ya es mayor de edad. Aguilera utiliza el juego de seducción enfermizo entre los dos para poner ideas interesantes sobre la mesa que, y ese es el problema, casi nunca son exploradas a fondo: la sexualización de la mirada (sobre todo la masculina), la pérdida de la inocencia, el voyerismo como patología, la ética y moralidad de las acciones de sus personajes, o la deshumanización de las pulsiones sexuales en favor de las experiencias extremas en la era de la oferta masiva de sexo en Internet a un solo click.
Ahora bien, dejando de lado su carácter fallido, su peligrosa indefinición ideológica (no se trata de un filme de género puro, donde la moralidad del relato podría quedar suspendida, y a ratos Aguilera parece aplaudir lo que realmente quiere criticar), su provocación más de brocha gorda que sofisticada, y sus aires de culebrón (su último tramo), Demonios tus ojos es una auténtica rara avis dentro del cine español reciente que no está desprovista de aciertos. Lo es por sus guiños evidentes a Arrebato de Iván Zulueta (la imagen del director de cine encerrado a oscuras dentro de su cuarto cual vampiro mientras observa a su hermana a través de una cámara oculta), El fotógrafo de pánico de Michael Powell (el proyector entendido como un ente con vida propia de dimensiones fálicas), o la incorrección política que gasta, de clara inspiración nabokoviana. También lo es por el buen gusto (algo difícil de ver en el cine de aquí) de la selección musical, y el inteligente uso que hace de la misma. Tanto el “Pushin’ To Hard” de The Seeds como el “Sister Europe” de The Psychedelic Furs añaden significado en las escenas donde aparecen. Otro punto a favor del tercer esfuerzo tras las cámaras de Aguilera es lo bien que está la pareja protagonista, unos entregadísimos a la causa Ivana Baquero y Julio Perillán.
Demonios tus ojos no es una película redonda, pero sí una obra interesante. Aunque a veces lo haga de forma torpe y tosca, es capaz de interpelar al espectador con preguntas incómodas. Cine de mirada sucia e intenciones transgresoras que hace pensar en los Sergio Martino, Jesús Franco y Umberto Lenzi de los años setenta.
A favor: sus guiños al cine de Iván Zulueta y Michael Powell.
En contra: a ratos su provocación es demasiado naif.