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    Cuestión de justicia
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    Cuestión de justicia

    Arde Alabama

    por Xavi Sánchez Pons

    Las películas basadas en hechos reales que tratan el tema de los abusos de poder y del racismo de la justicia y de la policía -blancas- estadounidenses tienen que hacerlo muy mal para no resultar convincentes y sólidas. Cuestión de justicia es un buen ejemplo, una recreación bien armada que denuncia de forma contundente el via crucis que, a mediados los años ochenta y principios de los noventa, vivió Walter "Johnny D." McMillian: un afroamericano de clase trabajadora acusado falsamente, a través de un montaje policial torticero, del atroz asesinato de una adolescente. McMillian acabó saliendo del corredor de la muerte gracias al trabajo del abogado y activista social Bryan Stevenson, que consiguió exculparlo tras reabrir el caso y demostrar su inocencia.

    El nuevo filme de Destin Daniel Cretton, director de Las vidas de Grace, propone un híbrido cuidado entre la caligrafía indie de sus inicios como cineasta y el clasicismo de títulos como En el calor de la noche y Arde Mississippi. Una película que, debido a la falta de sorpresas en la puesta en escena y en la estructura del relato, sustenta su emoción y valía en un plantel de actores sorprendentemente comedidos y humildes. Todo un acierto si tenemos en cuenta los excesos dramáticos en los que se puede caer cuando se tiene entre manos un tema tan sensible, algo que Daniel Cretton consigue evitar casi en todo momento, e intérpretes de tanto calibre. Así pues, Cuestión de justicia, que como película comete el único error de ir sobre seguro y no arriesgar nada en el canon del género que trata, se apoya en las fantásticas interpretaciones de Michael B. Jordan, que dota de aplomo y al mismo tiempo de vulnerabilidad al personaje de Stevenson, de un Jamie Foxx contenido como Johnny D. en su mejor interpretación en años, de un Tim Blake Nelson que dota de humanidad a su ejemplar de white trash y de una Brie Larson que aquí se pone en un rol secundario con modestia, para llevar a buen puerto una historia del pasado que, en realidad, nos está hablando del presente. En la primera hora de Cuestión de justicia el fiscal y otros miembros de la comunidad blanca que han condenado de forma injusta a Walter "Johnny D." McMillian se vanaglorian diversas veces de ser de Monroeville, el pueblo donde Harper Lee nació y dio forma a Matar a un ruiseñor: ¿cómo vamos a ser racistas si tenemos un museo dedicado al libro de Lee?. Pues bien, ese cinismo recalcitrante de las élites blancas que está plasmado en la película de Daniel Cretton, sigue estando presente en los Estados Unidos de 2020.

     

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