El director reconoce que él siempre ha sido republicano y que, además, considera la monarquía "un sistema extraño", aunque con el tiempo ha llegado a una posición más intermedia.
Para realizar la película el director y su equipo llevaron a cabo un largo proceso de documentación y contactaron con muchos de los supervivientes del conflicto, entre ellos la princesa Astrid.
Para el cineasta Pope, Haakon VII fue "un ejemplo que los líderes deben recordar", ya que "no le importa sacrificar su vida y su familia por defender la democracia y la libertad".
La película fue seleccionada por Noruega para competir en los Óscar a la mejor película de habla no inglesa en su 89º edición.