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    Frantz
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    Macià P.
    Macià P.

    1.654 usuarios 92 críticas Sigue sus publicaciones

    3,5
    Publicada el 4 de enero de 2017
    Un blanco y negro elegante ocupa la mayoría de metraje para destacar el dolor intenso que acompaña a los personajes mientras el color aparece dentro de las escenas en las que la vida y la esperanza renace aunque sea a veces a costa de falsas ilusiones que se añaden a la actitud juguetona y de engaño que siempre acompaña al director.
    F. Ozon, que recordamos con agrado por "En la casa" (2012), no se conforma con construir un melodrama romántico. A partir de esta primera capa nos ofrece un profundo alegato antibelicista, una hermosa historia sobre el sentimiento de culpa y el perdón y una reflexión intensa sobre la mentira benevolente para sustituir la verdad demasiado dolorosa. Incluso podemos decir que el romanticismo es más un engaño y una ilusión que una realidad dentro del film. El director juega con el espectador presentándonos unas azucaradas escenas de una apariencia simplista y evidente que literalmente "juega al despiste". Un divertimento magnífico y juguetón que nos fascinará si mantenemos esta actitud.
    Los dos intérpretes están a una altura notable. Pierre Niney consigue dar al personaje aquel atractivo y ambigüedad de acuerdo con el tono de la cinta. Paula Beer añade la intensidad del duelo profundo y del romanticismo que va mucho más allá.
    A pesar de que hay una parte central del metraje que decae, todo ello nos presenta una película rica por sus giros y matices a los que debemos estar siempre alerta hasta una escena final fascinante. Una obra con una variedad emocional que huye de la hipocresía y se sumerge en una complejidad enriquecedora y bien trabada. (7,5 / 10)
    jabaga
    jabaga

    902 usuarios 77 críticas Sigue sus publicaciones

    3,5
    Publicada el 20 de junio de 2017
    Una buena película, pero esperaba algo más del título que cerraba la temporada del Cineclub Chaplin, basada en una sensible historia antimilitarista que el gran Ernst Lubitsch había contado hace nada menos que 85 años (en España se estrenó con el título de «Remordimiento»), y que el francés Ozon va derivando hacia un tono melodramático bastante previsible. Además, la interpretación del protagonista masculino me parece sobrepasada de afectación. Con todo, merece la pena.
    Luis Alberto Serrano
    Luis Alberto Serrano

    5 usuarios 35 críticas Sigue sus publicaciones

    3,0
    Publicada el 10 de febrero de 2017
    Hablar de Ernst Lubitsch es nombrar a uno de mis maestros. Sus forma de implementar los guiones ha sido parte de mis estudios en busca de ese "toque Lubitsh". No olvidemos que su mas aventajado discípulo, Billy Wilder, está considerado como uno de los mejores guionistas de la historia del cine. Y, para mi, el guión de Enrst "To be or not to be" (1942) es el mejor guión que he podido ver en pantalla.

    Esto me llevó a la sala de cine a ver esta adaptación de su película "Remordimientos" (1932) de su etapa en la que pasó de cine mudo al sonoro y se nota en el histrionismo exagerado de las interpretaciones. Reconozco no haberla visto antes de ver "Frantz" pero sí que la busque para verlas y comparar.

    Este film cuenta la historia de un soldado francés que, durante la II Guerra Mundial", mata a un soldado alemán lo que le produce tal remordimiento que decide buscar a su familia para pedirles disculpas por tan atroz acción. La diferencia esencia que encontré entre las dos películas es el enfoque de los personajes. En la de Lubicht todo giraba en torno a un atormentado soldado mientras que en la de Ozon es la familia y, sobre todo, la novia-viuda del soldado alemán la que acapara la trama principal.

    ¿Un drama origina que se convierte en una película de amor?. Demasiado tramposo. Está claro que en esta nueva revisión ha primado su aspecto comercial de intentar arrastras al público femenino a las salas. No creo que, hoy en día, con la trama original se consiguiera un efecto de taquilla como el que se ha conseguido. Lejos del tormento que nos plantea la versión original, ahora tenemos una historia de amor que detona a partir de ese tormento.

    Pero me gustó ver de nuevo una película de Françoise Ozon. En mi colección persona figuran títulos suyos como "8 Mujeres" (2002) que me sirvió de inspiración para escribir un libreto para teatro musical (que nunca terminé pero que no descarto hacerlo) y "En la casa" un drama de un niño inadaptado que quiere escribir. En esta cinta me confirma que es un autor que hay que tener siempre en cuenta. Sus relatos tienen un ritmo adecuado y te atrapan. Basa sus historias en conceptos como los giros inesperados y las tramas con fuerza dramática y eso hace que te enganches a la historia. A mi, "Frantz" me inquietó durante toda la película aunque fuera tan distante narrativamente de la que hizo Lubitsch.

    Valorar también a los dos actores protagonistas. Pierre Niney, soberbio, ha estado nominado a los premios César de la Academia Francesa que ya ganó con anterioridad por su papel de Yves Saint Laurent. Su compañera de viaje, en este caso Paula Beer, me enamoro. También estuvo nominada a los Cesars y gano, por este papel el premio a la mejor actriz joven el el festival de Venecia. Dos valores jóvenes de la cinematografía francesa que pronto veremos dar el salto a Hollywood. Al tiempo.

    Una buena película, dotada de un lirismo que atrapa. Cine que hay que ver de vez en cuando para ver que con la buena elección de los planos y los movimientos de cámara, se pueden generar sentimientos y sensaciones y que, con un buen guión, podemos llenar las salas de cine. Y el juego de hacer la película en blanco y negro la dota de ese homenaje al maestro Lubitsch. La interpretación de la causa por la que algunas secuencias se tornan en color la dejo a la interpretación del espectador. Yo tengo mi versión y que va en relación a el estado anímico de uno de los personajes. Hasta ahí puedo leer.

    La tarde que quieran ver una buena película, que no pretende más que entretener pero lo hace con creces pueden ver esta historia de amores a partir de las frustraciones personales.
    Cinefiloman
    Cinefiloman

    1.114 usuarios 93 críticas Sigue sus publicaciones

    4,0
    Publicada el 30 de junio de 2017
    Un melodrama con tintes románticos sirve a François Ozon para elaborar una película estupendamente ambientada en los meses siguientes del final de la Primera Guerra Mundial en un pueblecito alemán. Entre la pesadumbre, la tristeza y la frustración por la derrota, la peli en blanco y negro, unos personajes se dejan arrastrar por el paso de los días, hasta que un misterioso francés aparece en el pueblo, a visitar la tumba de un joven soldado alemán caído en la contienda y François Ozon comienza a jugar con el espectador. Dando pistas, adelantando apariencias, mostrando indicios y elaborando un guión denso, con certezas, que ni siquiera al final se transforman en realidades. Típico del director, al que le gusta dejar siempre una puerta abierta a la incertidumbre.
    ¿Pasa lo que nos dice que pasa? ¿O lo que hemos sospechado? ¿O ninguna de las dos cosas? Ninguno de los personajes de la historia sabe todo lo que está sucediendo, pero ¿Y nosotros?
    Mucho me temo que si atendemos al final del film, tampoco.
    Frantz es una historia sobre la necesidad de acomodar la vida propia a la realidad de los demás, para tener al menos una coartada de que no estamos soñando. Para hacernos perdonar algo que a veces no sabemos si de verdad es perdonable, pero que necesita de la mirada de los otros para su tangibilidad.
    Ozon hace malabarismos con varias líneas narrativas, tejiendo un fresco que pasa por el amor familiar, el amor romántico, la amistad, el sentimiento de culpa, la necesidad de creer para sobrevivir y la de engañarse contra viento y marea aderezado con la mentira, el egoísmo y los sueños. En fin, un tapiz lo suficientemente resistente para soportar los embates de la vida que es como un tren que quizás no coge nunca velocidades supersónicas pero que nunca para.
    Un acierto narrativo y visual completo. El cine como arte.
    Los actores absolutamente plegados a los deseos del director no podían haberlo hecho mejor si hubiesen sido personajes de tinta y papel. Acierto del director que lo tiene clarísimo y de los actores que se escriben sin exuberancias y sin manchurrones.
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