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    La academia de las musas
    Críticas
    5,0
    Obra maestra
    La academia de las musas

    Otra divina comedia

    por Quim Casas

    La última película de José Luis Guerin puede tomarse como un juego lúdico en torno al amor, la poesía y la inspiración de las musas. También como una reflexión seria con momentos petulantes. Es un filme sobre ninfas y poetas, pero es, ante todo, un relato quebrado entre la ficción y la no ficción en la que una serie de personajes reales juegan a ser lo que no son, a ratos, y lo que son, en otros momentos. 

    No es una estructura nueva en Guerin, gran practicante, junto a Isaki Lacuesta, de la zona intermedia entre documental y recreación desde los tiempos de Innisfree (1990). Lo que se adivina como una película sobre las relaciones entre profesor y alumnas durante un seminario del profesor Raffaele Pinto en torno al tema de las musas, se convierte gradualmente en una historia sobre las emociones y el aprendizaje, sobre los límites difusos entre amor e inspiración.

    Guerin, con la complicidad de Pinto y del resto del reparto, empieza hablando del carácter de las musas a partir de Dante y “La divina comedia”. Y aunque incluye reflexiones aparentemente densas, severas, pesadas, sobre el arte y lo que le inspira, la validez de Dante hoy en día o la relación entre el creador y el objeto de su creación, su película va convirtiéndose poco a poco en otra divina comedia en el sentido etimológico del término. Es divina, por lo que propone, más allá de la razón del siglo XXI, y es comedia, por los vericuetos por los que transita con un sentido del humor que a veces no parece tal.

    Difícil pues de catalogar tanto emotiva como genéricamente. Drama, comedia, ficción, documento, realidad, representación, poesía, exploración, recreación, transmutación, reflexión, catarsis artística, viaje, introspección, conocimiento… Cualquier concepto casa bien porque todos se adhieren de un modo u otro al filme a medida que el metraje avanza, desde las primeras clases (y enfrentamientos ideológicos entre Pinto y alguna de sus oyentes) hasta la conversación en un bar con reflejos de cristales acuosos entre la compañera del profesor y una de sus alumnas/amantes/musas, pasando por diálogos a dos bandas entre otras alumnas, reflexiones sobre la sintaxis poética, fugas de amor platónico, disquisiciones sobre la posibilidad del amor no físico a través de mails (¿la nueva poesía?), cantos sardos y leyendas sentimentales bajo el aura del mismísimo y dantesco infierno.

    A favor: la independencia absoluta con que se ha hecho el filme, totalmente libre, y su mixtura hasta crear un género casi propio.

    En contra: que pueda ser considerada un documental (tendencia que ya no está en boga como hace unos años) cuando no lo es en absoluto.

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