La idea original de la película parte del planteamiento de una hipótesis: ¿Que pasaría si los amigos imaginarios que aparecen cuando los niños se sienten solos también apareciesen en la soledad de un adulto? Angelo Orlando dirige esta pequeña fábula metropolitana de nuestros días.
Un pasaje donde la estética es muy importante para marcar un acercamiento muy subjetivo a los hechos. La distancia de la cámara, los ángulos, la duración de los planos o su continuidad simulan en muchas ocasiones el punto de vista del amigo imaginario. Una fantasía que se apodera de la realidad.