Según el director Alan Parker, este fue el rodaje más agotador de su carrera: 53 días trabajando con los actores y seis semanas con el resto del equipo.
La banda sonora, compuesta por Giergio Moroder, supuso la incursión de la música electrónica en el cine. Además de alzarse con un Oscar por Mejor Banda Sonora, consiguió una gran audiencia y aún hoy se puede escuchar como un tema clásico de la década de 1970.
Ante la imposibilidad de rodar en Turquía, el decorador utilizó el Fuerte San Elmo, ubicado en Mata, para representar la prisión turca de Sagmalcilar.