PELÍCULAS QUE NO IRÉ A VER 3 (Para mayores de 50 años)
Lo siguiente, ¿Qué será?, ¿Un aborigen australiano en Laponia que viene a estudiar las focas y los iglúes? ¿O un mongol que es enviado en comisión de servicio al Sahara?
Cualquier cosa, porque el planeta está lleno de contrastes (suerte tenemos de que no haya extraterrestres), que confronte las diferentes maneras de ver la vida y sus consecuencias. Con finalidad humorística. Claro está, nada de contrastar con el fin de mezclar. Es paradójico que cuando la diferencia está causando tantos muertos, sea el punto humorístico sobre el tema el que triunfa. ¿O no?
Después de haber visto los sucesivos y caseros apellidos dentro de nuestro país, con serie de televisión añadida (Arriba y abajo, ¡Qué originales!), a los carteros franceses que del norte bajan al sur y viceversa, después de ver a los italianos de Sicilia, o por ahí, subir a ver a los de la Liga Norte, ahora nos llega un italiano que se va a Noruega. ¿De verdad? Pues sí. Tal cual. Alguien ha pensado que sería buena idea volver a invertir en algo que yo creo que empieza a aburrir un poco.
Con lo interesante que sería contar la vida de un inglés de primera generación, descendiente de sirios, o libios. Igual nos reíamos menos.
No iré a ver esta película por la misma razón que a partir del capítulo 33 de cualquier serie, ya la dejo por aburrida. Ya estoy viendo las gracietas sobre el clima, sobre la frialdad de los noruegos, sobre la comida que no tiene pasta, ¡Mamma mía!, sobre las pizzas, sobre el pescado noruego, sobre el alcohol y sobre el café imbebible, sin olvidarnos de la atracción que este italiano sentirá por alguna diosa noruega desinhibida que él ni siquiera se imagina que podrá presentar a su mamma que todavía lleva el sempiterno pañuelo negro a la cabeza.
En fin, que no iré. De ninguna de las maneras. No insistáis.
¡Ah, igual hay algún gag sobre las saunas! ¿Qué las saunas son cosa finlandesa? ¡Qué más da, si se trata de reírse! El que le vea la gracia, claro. En fin, paso.