El gigante de Guipúzcoa
por Xavi Sánchez PonsA veces las buenas intenciones y el atrevimiento de una película no valen para convencer. Los creadores de Loreak toman riesgos en Handia y eso es digno de aplauso; se trata de una producción ambiciosa, hablada otra vez casi en su totalidad en euskera, que recupera un personaje histórico del folklore vasco, el gigante de Altzo. El filme tiene un diseño de producción cuidado, recrea las tradiciones de la época – el siglo XIX- con mimo, tiene un look visual sólido, e utiliza las localizaciones naturales como si fueran un personaje más del relato, pero algo falla. A pesar de sus logros técnicos y de la ilusión del colectivo-productora Moriarti de crear una cinta diferente dentro del panorama español, cae en algunos errores endémicos de nuestro cine. Y es que Handia, como muchas producciones de calidad patrias en el pasado, se revela fría en lo emocional y falta de nervio más allá de su buen acabado artesanal. A esta epopeya familiar con guiños al realismo mágico y al John Ford crepuscular de El hombre que mató a Liberty Valance le falta un aire, y pasearse por sus imágenes acaba resultando aburrido. Quizás sea por su gélida vena sentimental o su actitud anémica; algo que personifica uno de sus actores principales, el apagado Joseba Usabiaga.
Se habla de Handia como un filme alegórico sobre un montón de cosas: el fin de una época y el paso inexorable del tiempo, la distancia emocional y la fractura entre los dos hermanos protagonistas, o el valor de la diferencia. Pero aunque esos subtextos puedan estar ahí, son incapaces de colorear una película ciertamente gris y monótona que no logra remontar el vuelo tras una primera media hora prometedora y felizmente telúrica que nos hace pensar en un Terrence Malick en clave vasca. Dentro de esa tonalidad grisácea, la película solo acierta en detalles contados. Las escenas bélicas del inicio que hacen pensar en La delgada línea de roja del antes citado Malick, la escapada del gigante y su troupe a Stonehenge, o la crítica velada a la estirpe endogámica de los borbones con la aparición de una caprichosa Isabel II de España.
Handia no es un patinazo absoluto, pero sí una oportunidad perdida que no llega a ser una bella derrota. Dicho esto, hay que valorar el arrojo de Aitor Arregi, Jon Garaño y cía. al haberse atrevido con este proyecto, y hay ganas de saber cuál será el próximo reto de la gente de Moriarti.
A favor: La recreación de la España y la Europa del siglo XIX.
En contra: La frialdad que despide la historia.