Coup de coeur
por Philipp EngelLa trama de esta 'feel good movie' a la francesa es tan tópica que casi parece escrita por un algoritmo: un tipo descubre que su padre no es su padre, y se enamora justamente de la hija del que se supone que es su verdadero padre. Maldita casualidad. De remate, la hija del tipo está embarazada, y no sabe quién es el hombre que convertirá a su padre en abuelo. Y sin embargo, a pesar de su planteamiento descorazonador, esta previsible comedia romántica es capaz de seducir y emocionar incluso a un crítico tan curtido y tan alérgico al género como el que esto firma. Cabe preguntarse por qué. Sin duda gracias a la inteligencia y a la sensibilidad de su directora, Carine Tardieu, que sabe dotar de cierta profundidad a los personajes. Y, sobre todo, dirigir a los actores.
François Damiens, un tipo tan gracioso como entrañable (incluso en bodrios tan populares como La familia Bélier), con esas mejillas permanentemente sonrosadas por la timidez, resulta irresistible bajo la escafandra de un metafórico desactivador de minas. En este caso familiares. La no menos belga, pese a su apellido, Cécile de France aparece en contraste algo más forzada y profesional, pero con gracia. Y su historia de amor imposible no logra eclipsar la ternura de la relación paterno filial entre Damiens y la siempre maravillosa Alice de Lencquesaing, a la que adoramos (o adoro) desde Las horas del verano (Olivier Assayas, 2008) y Le père de mes enfants (Mia Hansen-Love, 2009). Entre todos, más algún secundario relativamente memorable (como un becario que recuerda a J. Mascis), conforman un pequeño grupo humano bastante encantador.
Rodada con una elegancia tan discreta que ni se percibe, Sácame de dudas tiene sus bajones, y no aspira a revolucionar la historia del cine. Pero, de haberse rodado en los Alpes, en lugar de en Bretaña, sería una perfecta película navideña, auténticamente familiar, capaz de sentar en el mismo sofá a la tieta RomCom y al sobrino hipster con inquietudes, sin que ninguno de los dos se sienta engañado. Tiene además el valor añadido de aventurarse en el No Man's Land de las películas que no se han fabricado para la Cinefilia, ni para el gran público, un estrecho desfiladero por el que suelen pasar lastimosamente desapercibidas. Honesta, delicada y sin pretensiones, por fin una 'feel good movie' que no consigue justamente lo contrario.