Todos los que amamos aunque sea un poco el cine tenemos a Martin Scorsese ya no solo como uno de los mejores de la historia si no más bien como un guía de esta maravillosa aventura que es el séptimo arte, ya que Scorsese no solo nos ha hecho reflexionar y descubrir muchas cosas a lo largo de sus casi sesenta años de carrera, si no que también ha sido como un padre para todos los que nos emocionamos cada vez que vemos un drama o nos alegramos cada vez que vemos una comedia, y a su vez hemos disfrutado de todas y cada una de sus películas como si fuese la última, y está para mí desde lo personal es de las más especiales de su filmografia, ya que no solo es la primera película que veo de Scorsese en la gran pantalla, si no que también me emociona el hecho de que haya juntado a sus dos actores fetiches en una película que supera las tres horas, estoy hablando de Robert de Niro con el cual hace su décima colaboración desde sus inicios juntos, y Leonardo DiCaprio con el cual lleva seis colaboraciones desde el comienzo del siglo.
Desde que se anunció la película pensaba que Scorsese nos iba a traer otra de esas películas típicas de Scorsese que tanto amamos pero no es el caso. Esta vez Scorsese nos trae un film completamente distinto a los demás de su extensa obra, ya que no se asemeja a ninguno también siendo el primer western de su filmografia, pero sigue manteniendo su ADN ya que hay violencia, religión y como no sus míticos planos secuencia de los que hablaremos más adelante.
La trama narra la historia de la tribu de nativos americanos de los Osage en la decada de 1920, los cuáles se ubicaban en el estado de Oklahoma y de la noche a la mañana se convirtieron en las personas más ricas del país debido a las grandes cantidades de petróleo de la zona. Por ello los blancos deciden asesinar a la tribu poco a poco para quedarse con todo el dinero.
Mientras tanto Ernest Burkhart (Leonardo DiCaprio)un veterano de la Primera Guerra Mundial llega al pueblo para alojarse y ayudar a su tío Hale (Robert De Niro), el hombre blanco más poderoso de la zona.
El aspecto visual del film es una absoluta gozada, pocas veces se podrá disfrutar tanto de esos planos secuencia de Scorsese en la gran pantalla, al igual que esos planos generales tan asombrosos.
La música también juega un papel importantisimo en el film, la cual junto al frenético ritmo de la película hacen de las tres horas y pico un cuarto hora.
Las interpretaciones son magistrales, no hay nada más que ver el reparto para saberlo, pero aún hay dos actores que sorprenden como nunca. El primero es Leonardo DiCaprio el cual se tira a los Oscars de cabeza luego de hacer una de las mejores interpretaciones de su carrera, incluso comparable a la de "The Wolf of Wall Street la cual fue su última colaboración con Scorsese. Y la segunda que me gustaría mencionar es la de Lily Gladstone la actriz revelación que ya tiene su Oscar de 2024 reservado para ella, ya que se gana la película por completo.
Martin Scorsese nos da el placer de ver otra de sus grandes obras maestras y está vez con los dos actores que han compuesto su extensa carrera como cineasta. Y nos demuestra que pese a su ya longeva edad sigue teniendo la misma ilusión por contar historias y por el cine que desde sus primeros cortometrajes, y que como el mismo citó:
"El mundo entero se ha abierto para mí, pero es demasiado tarde. Es demasiado tarde Soy viejo. Leo cosas. Veo cosas. Quiero contar historias, pero ya no queda tiempo. Kurosawa, cuando recibió su Oscar, cuando George Lucas y Steven Spielberg se lo entregaron, dijo: 'Ahora estoy empezando a ver el potencial que puede tener el cine, y es demasiado tarde'. Tenía 83 años. En ese momento, me pregunté: '¿Qué ha querido decir?'. Ahora sé lo que quiso decir".