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    Con los brazos abiertos
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    Con los brazos abiertos

    ¡Demonios! ¡En el jardín!

    por Marcos Gandía

    La comedia está para cosas como estas que si las dicen en una tertulia de esas políticas que han monopolizado las televisiones y las radios son criticadas sin piedad. A la comedia, más todavía si es en el fondo tan blanca e inofensiva, tan te doy una colleja pero lo hago con una sonrisa y a los cinco minutos te estoy pidiendo perdón, como Con los brazos abiertos, se le deja que digamos esas verdades como puños que, pese a que el puñetazo no sea violento, duelen.

    En estos días (bueno: años) en donde a todo el mundo se le llena la boca con loas hacia el amor a los desamparados, a los inmigrantes y los refugiados, está muy bien que el Christian Clavier de este vodevil francés, un progre intelectual de izquierdas, nos demuestre que dentro de esos liberales de boquilla (la mayoría) hay un pequeño burgués imbécil y racista. Al igual que hay quien gobierna alcaldías de grandes capitales que se desvive por acoger a los huidos de guerras y desfavorecidos del mundo en los discursos y mítines pero luego vive en una urbanización de lujo con guardia de seguridad que canea al primer magrebí, gitano o homeless que se pasa por allí cerca, el personaje de Clavier, ya disfrutando como una mona en estos roles tan de Louis de Funès (o de nuestro Agustín González), recibe una bofetada a su pijerío y orgullo con una familia de rumanos en su jardín.

    Desde que el Michel Simon de Boudu salvado de las aguas de Jean Renoir dinamitaba a una familia de burgueses con buena conciencia no me reía tanto. Más, por supuesto, porque no estamos en una sátira social y de clases como era la inmortal comedia destroyer de Renoir (de los años 30, para que digan de la modernidad del género), que puede, sino porque estamos ante una carga de profundidad dirigida al seno de la izquierda europea. Habrá quien diga o escriba (y ya ha pasado) que se trata de una venganza de un cineasta de derechas en un producto conservador pensado más para un espectador de cierta edad. Tal vez, pero eso no invalida que la película saque lo peor (para que sea lo mejor en términos de humor) del ser humano, sea de izquierdas, de derechas o sea un gitano rumano pícaro y jetas que se aprovecha del buenismo y la mala conciencia del primer mundo.

    Si acaso hubiera que criticarle algo a Con los brazos abiertos es que termina cayendo en la bondad, en lo del diálogo, la convivencia y bla bla bla. A veces, lo más cómico y lo más revulsivo es realistamente malvado y mala persona. Como somos todos, caramba. 

    A favor: Cuando estamos en una comedia donde todos los personajes son lo peor. 

    En contra: Caer en la hipocresía buenista que denuncia.

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