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    ¡Cásate conmigo! Por favor
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    ¡Cásate conmigo! Por favor

    La jaula de las locas

    por Marcos Gandía

    En estos tiempos de caza de brujas y de talibanes de la corrección política, cuando es raro que todavía nadie haya llamado a la quema pública de casetes de Arévalo con chistes sobre mariquitas, o que se haya abierto un change.org de esos pidiendo que la palabra “mariquita” sea borrada del diccionario de la lengua, resulta casi subversivo y valiente que se estrene una comedia de enredo, inofensiva en el fondo y mucho más inclusiva y respetuosa, incluso más útil para la normalización de la homosexualidad (como si no lo estuviera ya) que esas empalagosas (y conservadoras) propuestas cinematográficas tituladas Call me by your name o Con amor, Simon (que servidor ya comentara aquí en su estreno), como la francesa ¡Cásate conmigo! Por favor.

    Un vodevil, una comedia de enredo de las de toda la vida, que no va midiendo sus palabras por si ofende a alguien, que demuestra un cariño infinito no solamente por sus dos mentecatos protagonistas, dos heteros muy ceporros fingiendo ser gays para que no deporten a uno de ellos, y que aprenderán a aceptar y a respetar al otro, a esa supuesta diferencia que en el fondo no lo es, sino también por el universo rosa (¿también es políticamente incorrecto decir “rosa”?), mucho más que productos heterosexuales disfrazados de homosexuales, no sea que se enfade el mainstream de turno. ¡Cásate conmigo! Por favor no deja de ser un remake desacomplejado y asumido de la sandleriana Os declaro marido y marido, un No desearás al vecino del quinto que terminaba siendo más activista y honesta que cualquier manifiesto o discurso en una Pride Parade.

    Añadiendo al modelo de equívocos, de cabaret y de music hall incluso (la utilización del Last dance  de Donna Summer), una colleja en toda regla al racismo y a los prejuicios del mundo musulmán respecto a la homosexualidad (estas cosas no las veréis en esas historias de gays cultos en Italia o teenagers del Club Disney en high schools idílicamente irreales), nadie podrá dudar que, bajo las risas, los chistes y los tópicos hoy anatemizados, la película resulta ser más valiente y honrada que el fundamentalismo que nos azota. Escribía y comentaba hace unas semanas el mediático (que no es sinónimo de inculto, por si alguien no se ha enterado) Jorge Javier Vázquez que ya era hora de hacer apología de la pluma, que era ya tiempo de terminar con esa dictadura de lo sieso, que demos cancha a esa alegría, al amaneramiento y a la fiesta. ¡Cásate conmigo! Por favor es una apología de la pluma, de la risa, de la libertad en suma. Y a quién le moleste, que le vayan dando. 

    A favor: El momentazo sadomaso gayer en plan A la caza

    En contra: No presenta sorpresas en su argumento. 

     

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