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    El malvado zorro feroz
    Críticas
    4,0
    Muy buena
    El malvado zorro feroz

    Yo soy el padre y la madre

    por Marcos Gandía

    ¡Con lo sencillo que sería ponerse de pie y gritar a todo aquel que quisiera escucharnos que El malvado zorro feroz es un no parar de risas, de gags descacharrantes, de humor inteligente y animación que te devuelve el toque casi artesanal de las adaptaciones de los clásicos de la viñeta y la risa francobelga! ¡Con lo fácil y consecuente que sería escribir una crítica entusiasta de El malvado zorro feroz y decir que verla es pasárselo pipa, que sus referentes van de los cartoon que guionizaba el mítico Michael Maltese a las comedias de Luis de Funès, Pierre Étaix o Jacques Tati, por no mencionar al amigo americano reconocido de todos ellos: Jerry Lewis, a la reciente Gru, mi villano favorito!

    Pues eso es lo que voy a intentar hacer y no voy a ceder a esa tentación hipster y de la crítica modernis de valorar esta delicia de cinta de animación por esos mensajes que (estén o no estén) creen que “ennoblecen”, hacen “adulta” y “más respetable” a un producto de animación pensado para todos los públicos y para que todos esos públicos se harten de reír a lo largo de la casi hora y media de metraje. Así que (es un consejo y como consejo que nadie pide pueden usarlo de papel higiénico, faltaría plus) desconfíen de las reseñas y comentarios sobre esta pequeña maravilla animada (con un look que bebe de Sempé, Franquin e incluso Reiser, referentes que el autor del libro original, el gran Benjamin Renner, no oculta jamás) que habría hecho las delicias de los editores y lectores de la revista Pilote, que solamente diserten sobre “el nuevo y transversal modelo de familia” o “la alianza de las civilizaciones”. Que sí, que todos, los que escribimos sobre cine más, nos la solemos coger con papel de fumar y ponernos pedantes (o a veces cretinos: ese ídem artículo de cierto periódico que llamaba lepenistas a quienes se reían viendo Con los brazos abiertos), pero El malvado zorro feroz, este animal orgulloso de ser malvado y antipático que se las ve con una prole ajena y con un ecosistema donde ser “bueno” es como un mantra de pijos, un virus de corrección política, no se merece que saquemos al pomposo gafapastas de costumbre y sí al que devoraba historietas de Aquiles Talón (y este zorro es muy Aquiles Talón), de Iznogud o del Coyote eternamente puteado por el Correcaminos. Una sucesión de chistes que recuerdan el porqué la comedia sigue siendo el género más lúcido que existe hacen de esta joya, no sólo de los dibujos animados, la mejor oferta del año.

    A favor: lo absolutamente divertida y punzante que es.

    En contra: que la animación europea, y más como ésta, lo tiene complicado para petarlo en los cines nacionales.

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