Álvaro (Javier Gutiérrez Álvarez) es un empleado de una escribanía en Sevilla, pero su sueño es escribir. Para ello concurre hace tiempo a un taller de escritura dictado por Juan (Antonio de la Torre, el de La trinchera infinita), donde no logra crecer como escritor.
Luego de una crisis matrimonial con Amanda (María León), quién, también escritora, irónicamente alcanza el éxito con un best seller, se va a vivir solo y comienza a inspirarse para escribir en sus nuevos vecinos, no dudando en interactuar con ellos a esos fines.
Asistimos así a una suerte de notable comedia negra, con toques de La ventana indiscreta y Dans la maison de Ozon, donde Álvaro pone en juego toda su vocación (y acaso un perturbador resentimiento) en aras de la inspiración.
Los vecinos constituyen una notable galería de personajes, descollando una arrasada Lola (la portera) a cargo de Adelfa Calvo, que comparte por lo menos dos escenas memorables con el protagonista.
La película de Manuel Martín Cuenca cuenta con un notable guión, un excelente timing, audacia, bellos hallazgos formales y agudos apunte políticos.
PD: no lean el resumen de Netflix.