La gran virtud de esta película es que, además de normalizar el tema de la homosexualidad del adolescente, lo hace sin aspavientos, desde una perspectiva de película de instituto muy entretenida, con unos personajes que gustan, con el retrato de una familia convencional y con los tintes de comedia necesarios pero sin caer en ningún cliché o despropósito. Nick Robinson está bastante bien en el rol de Simon, Jennifer Garner en el papel secundario de la madre también, y Katherine Langford vuelve a mostrar ese magnetismo ante la cámara que ya mostró en "Por Trece Razones", en este caso en el papel de esa amiga que todo el mundo querría tener.