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    El monstruo de St. Pauli
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    cine
    Un visitante
    5,0
    Publicada el 14 de septiembre de 2021
    DESMENUZANDO:
    El monstruo de St. Pauli.
    Hola, empiezo…
    Hasta el final no te darás cuenta de lo maravilloso que es este filme. Desde el minuto uno engancha, ya que en esta primera escena utiliza un encuadre que divide la pantalla a la mitad, creando una situación voyeur con el espectador. Como si el director Fatih Akin nos estuviera diciendo desde el principio que estamos aquí solo para observar todas las atrocidades que Fritz Honka va a cometer y no podremos impedirlo.
    El hecho de que la primera escena sea un asesinato parece relevante a lo largo de la historia y lo tenemos en cuenta cuando nos presentan el personaje femenino de Gerda Voss. Pero los guionistas no paran de jugar con nuestra mente y por tanto en esta película no podemos dar nada por supuesto.
    Hablemos de los créditos y sus maravillosas transiciones, los cuales aparecen en la siguiente escena; la de la joven rubia que se le presenta casi como un ángel a nuestro pintoresco personaje principal. Tras un barrido de imágenes de periódicos y noticias sobre el suceso basado en Hamburgo… pone al espectador en situación casi gritando: “¡Ojo cuidao!¡Que está mierda pasó de verdad!”. La escena comienza con la fecha 1974 frente a una puerta. Esta se abre y divide la fecha en 19 y 74, haciendo que desaparezcan una vez los muchachos la abren. Este recurso ya me parece sutil y brillante.
    En el trascurso del paseo de la pareja de jóvenes que se están conociendo y deciden tomarse una Coca Cola en el primer bar que encuentran nos da tiempo de identificar cual es el roll de cada uno. Un frikazo nada fuera de lo común y una rubia que va camino de Feme Fatale. El momento en el que ella saca un cigarrillo, suspiré y dije: “¡Gracias!” Este personaje claramente tenía que fumar. Sin tener en cuenta lo obvio, es un recurso para que entendamos el deseo del protagonista hacia ella y que no nos sentamos tan mal pensando que es solo una niña. Acabo con esta escena recalcando el plano americano de ella mirando intensamente a la cámara. Nada más que añadir.
    Empiezo con mi parte favorita, referencias a cuadros. En la siguiente escena aparece por primera vez el famoso bar El guante dorado. A lo mejor me estoy tirando el moco, pero me vino a la cabeza inmediatamente el cuadro “Nighthawks” de Edward Hooper (1942). Una vez nos introducen dentro del bar se nos presentan diferentes personajes secundarios e incluso terciarios. Todos ellos con una fuerte personalidad individual y características físicas destacables. El casting de esta película es de admirar. Personajes harapientos , estrábicos y con dentaduras desastrosas son lo que le dan a este largometraje la magia nauseabunda que nos hace introducirnos de lleno en el ambiente. Así como la escenografía y el cuidado de los detalles en cada rincón. Es una película bien pensada y bien trabajada.
    Voy a citar cuadros que creo que han servido de referencia a la estética y ambientación de la película: Viejos comiendo sopa (Goya, 1819-1823), Perros jugando al póquer (Cassius Mercellus Coolidge, 1903), Autorretrato (Francis Bacon, 1971), Pintura 1956 (Francis Bacon, 1956)Partes anatómicas (Theodore Géricaulto, 1819), Pinturas deformes (Rex Van Minnen).
    Hablemos de las escenas que sin duda destacaría. El intento de violación en el vestuario fue un giro de guion brutal. De pensar que el protagonista dejaba de ser un depojo social a convertirse de nuevo en ese monstruo en cuestión de segundos. La riqueza de este personaje es que nunca sabemos qué piensa y cómo va a actuar.
    La segunda escena que sin duda llama la atención es el asesinato de la señora solitaria del bar. Repitiendo los mismo movimientos que las anteriores, se la lleva a su apartamento. Allí, la propina una paliza que la deja irreconocible. Cuando ella se va a la cocina y abre la nevera para comerse una salchicha era inevitable sentir asco y repulsión. En ese momento, unta su mano en el bote de mostaza para pringárselo en los testículos a Fritz Honka y éste se levanta agonizando por el picazón. La mujer se sienta en primer plano bebiendo y el espectador puede ver que ese personaje ha sufrido lo más grande. Por otro lado, Fritz recompuesto se acerca por detrás y la empieza a ahorcar. Es una escena realmente brusca, entre espasmos, desnudez explícita y agonía. Una actuación brillante.
    Otro momento del filme que me pareció sublime y creo que como director Fatih Akin ha sabido cómo resumirnos lo macabra que es esta historia en una pequeña escena que a mi parecer es tremenda visualmente, es cuando después del último asesinato de otra señora en el comedor aparece el cráneo de un cordero siendo desmenuzado por la mandíbula al son de un grito ensordecedor. Son estas joyitas las que considero que hacen este filme sublime y digno de estar en mi ranking top 10 peliculones que puedes ver doscientas veces que no te va a dejar de sorprender.
    Me pasé toda la película intentando adivinar los giros argumentales y nada más que recibía palos. Por fin una película que no es predecible. El final me pareció perfecto. Punto. Y el plus final de las fotos reales de los personajes y los escenarios fue exactamente lo que necesitaba como espectadora para ya quedarme a gusto.
    Sin duda es una película que recomendaré a aquellas personas capaces de valorar la belleza de lo grotesco y con nociones básicas de cinematografía. Cinéfilos de verdad. No es por sonar presuntuosa pero no es una película para todo el mundo y El monstruo de St. Pauli merece ser valorada por ojos dignos de ver arte en cadáveres putrefactos con olor a ambientador de pino.
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