Francesc Boix fue un republicano catalán que terminó preso en el campo de concentración de Mauthausen al exiliarse en Francia y toparse con el avance alemán. Logró sobrevivir gracias a sus cualidades como fotógrafo. En aquel campo, donde también estaban apresados otros miles de republicanos españoles, Boix consiguió fotografiar el horror cotidiano, ocultando cientos de negativos a lo largo de los años. Sus fotografías fueron utilizadas para inculpar a numerosos dirigentes nazis.
Sobre cómo surgió el interés por esta historia, Alfred Pérez-Fargas, guionista del filme junto a Roger Danès, ha comentado que fue en 2013 cuando “leí una noticia sobre 1000 fotografías que había realizado un tal Francisco Boix. Empecé a leer la historia y encontramos un filón”.
Para dar vida a Francisco Boix, ella actor Mario Casas ha tenido que raparse el pelo rapado y estar bastante más delgado. En total, el actor asegura haber perdido entre 12 y 13 kilos.
No es la primera vez que Mario Casas, para interpretar a un personaje, nos sorprende con un cambio físico. En Toro (2016), el actor tuvo que desarrollar masa muscular y en Bajo la piel del lobo (2017) tuvo que engordar unos cuantos kilos.
El actor Mario Casas tuvo que tomar clases de alemán para prepararse para su papel de Francesc Boix en este filme.
La película se ha rodado en la localidad barcelonesa de Terrasa además de en Budapest.