Pinocho (2019).
“Estamos ante un clarísimo caso de ‘tronquitis’ aguda...”
Vuelve la incombustible fábula de Collodi con las aventuras de su travieso muñeco de madera.
Pinocho -o cómo buscarse problemas cuando ya los tienes de sobra- es una obra dirigida a los niños, aunque su autor lance una batería de críticas al mundo de los adultos desde el principio hasta el fin de su cuento.
En la película, de dos largas horas de duración, se tratan temas tan humanos como el engaño, la traición, la mentira, el deshonor, el hambre, la pobreza, la maldad, la supervivencia, el perdón, la inutilidad de concebir más seres en un mundo sin solución y, sobre todo, la estupidez; defecto este último tan extendido en un año de pandemia como el que nos ha tocado vivir.
¿La moraleja? Si te mienten, volverán a hacerlo llegada la oportunidad.
En el reparto tenemos como único actor verdaderamente conocido a Roberto Benigni, cuyo alter ego es Geppetto; el paupérrimo carpintero, padre de Pinocho, y cuyo optimismo nos hace recordar su obra maestra “La Vida es Bella”. Aquí, desgraciadamente, no dirige.
La coproducción italofrancesa está rodada en el país de "la bota", con un reparto netamente italiano y donde destacan el maquillaje, el vestuario y la ambientación. Los efectos especiales lograron el prestigioso premio David de Donatello, aunque todo lo expuesto no consigue arrancar el notable a la crítica del público.
Raúl Cabral.
Puntuación personal: 6