“No trates de entenderlo. Siéntelo”, y se siente muy bien.
Tras pasar satisfactoriamente una prueba, el “Protagonista” de esta película, cuyo nombre no conocemos (John David Washington), será reclutado para una misión en la que el destino del mundo está en juego. Así arranca esta película de espías y acción a lo James Bond, en la que, el estilo y la ciencia ficción a la que ya nos tiene acostumbrados su director y guionista Christopher Nolan (trilogía de El Caballero Oscuro, Origen, Interstellar) no tarda en aparecer.
En un mundo donde, como vemos en el trailer, las balas van para atrás (no desvelaremos más contenido de la trama), la propuesta imaginativa y visual que nos ofrece su director es totalmente innovadora. Y en el plano visual, quizás solo comparable a lo que supuso Matrix en su momento.
Tras un arranque impactante y lleno de adrenalina, la primera parte es una película a lo 007 en la que todo va cambiando muy deprisa: situaciones, localizaciones y personajes. A partir de la mitad de la película veremos que algo no nos empieza a cuadrar de todo, ahí empieza la chicha de la película en lo que a ciencia ficción se refiere. En esta segunda parte quizás no pillemos todos los detalles de la trama, pero si estamos atentos, el desarrollo principal se puede seguir perfectamente para disfrutar plenamente de la película, aunque cositas del camino no nos hayan quedado claras. Y es que descifrar a Nolan nunca ha sido fácil, y en esta ocasión ya nos avisa en un diálogo del principio: “No trates de entenderlo. Siéntelo”. La trama de la peli, empezando en un ritmo ya de por si rápido, va en crescendo, de modo que el interés y la adrenalina no parará de aumentar.
Respecto a los personajes, parece que el cuerpo te pidiese algo más de desarrollo en cada uno, y es uno de los fallos de la película. El Protagonista parece querer mostrar un carisma que no parece conseguir, mientras que su compañero a mitad del viaje (Robert Pattinson) parece tener más atractivo, pero aún así un poco más de profundidad en el mismo se hecha en falta. Lo mismo ocurre con el villano (Kenneth Branagh) y la chica (Elizabeth Debicki), que estando genial en sus papeles, parece se quedan como personajes algo planos.
La música es fantástica para crear la tensión y emoción de la película, aunque a veces se vuelve repetitiva y machacona incluso llegando a entorpecer algunos diálogos.
En conclusión y pese a las fallas que hemos podido mencionar, la película no deja de ser de 5 estrellas sobre 5 y totalmente recomendable. Eso sí, no podemos dejar de comparar con otras obras maestras de la ciencia ficción de su creador como Origen (Leonardo DiCaprio) o Interstellar (Matthew McConaughey), donde el producto final quedaba más cerrado y se ganaba más al gran público. Quizás un actor del carisma de estos dos últimos hubiera hecho a la peli más atractiva. Y quizás, el atrevimiento y originalidad de la película, compensa de lleno esos detalles indescifrables que llenan su trama.