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    El taller de escritura
    Críticas
    4,0
    Muy buena
    El taller de escritura

    Una ficción y varias realidades

    por Quim Casas

    Tras su experiencia hablada en inglés, Foxfire (2012), la historia de un grupo de chicas en la Norteamérica obrera de los años cincuenta según novela de Joyce Carol Oates, y sus dos e insatisfactorias incursiones cubanas, el episodio de 7 días en La Habana  (2012) y Regreso a Ítaca (2014), Laurent Cantet vuelve a un territorio que le resulta más reconocible y que mejor domina, en la estela de La clase (2008) ya que vuelve a hablar del aprendizaje y de la relación entre profesores y alumnos, aunque en un contexto bien distinto al del instituto parisino y conflictivo de aquella película. Regresa también su guionista fetiche, Robin Campillo.

    Cantet regresa a la contención y la sugerencia, al planteamiento frontal de las propias contradicciones a las que se enfrentan los personajes además de los enfrentamientos morales entre ellos. No es el instituto, un decorado bien determinado que ha marcado casi una variante genérica dentro del drama social. En este caso es un espacio en apariencia más distendido: un grupo de jóvenes de una ciudad portuaria del sur de Francia, La Ciotat –allí donde los hermanos Lumière filmaron la llegada del tren a la estación en uno de las primeras películas de la historia del cine– realizan un taller de escritura de novela criminal con una reconocida autora del género.

    El director plantea desde el primer momento la colisión. Puede ser de orden literario: ¿De qué vamos a escribir? ¿Sobre quien escribiremos? ¿Mezclaremos elementos de la realidad que conocemos con otros de pura ficción criminal? ¿Será un asesinato sangriento y sádico? ¿Quiénes pueden ser las víctimas potenciales? Poco a poco hay acuerdo en el desarrollo de la trama y la relación que esta debe tener con la propia evolución histórica de la localidad. La marcha del peculiar proceso creativo, el de una novela escrita entre casi una decena de personas, corre en paralelo a la postura más radical de uno de los jóvenes, Antoine, el enfrentamiento con los demás –pertenecientes a diversas razas y clases sociales– y como la escritora, Olivia, hace frente a sus provocaciones. Estas pueden ser de orden literario –llega a cuestionarle el estilo de sus novelas–, social –racismo, desempleo, roles sexuales– y más personal, y afectan a las ideologías y a la naturaleza de la violencia humana.

    Así que El taller de escritura habla por igual de cómo se crea una ficción y de cómo esa ficción afecta a la realidad de quienes se la inventan. El personaje de Antoine actúa al modo de un acicate de las conciencias, al menos en lo que hace referencia a Olivia, sobrepasada por algunos de los acontecimientos y sin capacidad de llegar a aprehenderlos en toda su magnitud. El valor del filme es que habla de tantas cosas sin que se pierda nunca el flujo del relato ni se compliquen los motivos colectivos con los individuales.

    A favor: La capacidad para poner sobre la mesa muchos temas y el trabajo de sus actores debutantes.

    En contra: La reiteración de algunos conceptos en la evolución del personaje de Antoine.

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