Película autraliana del 2018, de una duración de 99 minutos, con una valoración de 6/10, bajo dirección y guión de Leigh Wihannell, con un presupuesto de 3 millones. Ciencia Ficcion cibernetica.
Viajamos a un futuro no muy lejano en el que la inteligencia artificial se han instaurado en la sociedad y son capaces de reemplazar a la mayoría de la mano de obra humana. Pero el avance no se ha quedado ahí, y muchos de esos robots o microchips ya empiezan a ser implantados en el cuerpo de los humanos haciendo cibors, resultando un gran avance para la biotecnología.
Escrita y dirigida por Leigh Whannell, famoso guionista de sagas, pero parece querer dejar de lado su géneros favorito y centrarse en un Thriller-Revenge con connotaciones de critica social. Eso sí el director no ha renunciado del todo a sus raíces en este proyecto, y llega cargada de grandes dosis de violencia y de un gore más propio de una producción de serie B que de una cinta de ciencia ficción al uso.
No podemos dejar de destacar sus sobresalientes escenas de lucha. Dichas coreografías saben combinar a la perfección la rigidez propia de un cuerpo robótico -que podremos ver cuando Stem, el chip, toma el mando del cuerpo del protagonista-, con la fragilidad de un cuerpo humano. Las secuencias de lucha resultan de las más potentes y sorprendentes que se han rodado últimamente, y a las cuales acompañan una ambientación apocalíptica que las hacen aún más impactantes.
La historia es entretenida y creativa, utilizando varios elementos propios de la ciencia ficción para poder contarla, así como son los implantes tecnológicos en los humanos para mejorarlos.
En general en su mendaje de fondo es sobre mejorar al ser humano e intenta colocar sobre la mesa la duda de si deberíamos mejorarnos, o cuales son sus peligros ante ello. Digo que intenta porque las falencias de esta película están en su guion.
Es un largometraje de acción con mucha violencia y probablemente no se le puede exigir mucho, pero yo creo que el corazón de una película debe estar en una historia bien estructurada. En este filme todo está en su estética y su historia y la narrativa queda encerrada en un segundo plano. Podría comenzar escribiendo que el universo diegético no tiene mucho sentido. Es un mundo futurista en el que hay autos que se manejan solos y tienen la habilidad para imprimir comida, pero al parecer es fácil hackear vehículos y hay paneles de rayos X en lugares donde no tienen sentido o pasillos con varas de luz tiradas solo porque se ve cool, pero que no cumplen una función lógica en la historia. Que algo se vea cool no es motivo suficiente para que exista y menos en un mundo futurista en el cual la utilidad va primero. Una infinidad de detalles van amontonándose y me duele un poco porque son esos detallitos los que llevan las películas de ciencia ficción al siguiente nivel.
El guion es confuso, no por su historia sino porque pasa de ser acción pura y dura a chistes de una línea y comienza a rayar en el slapstick recordando la comedia visual de Buster Keaton solo que más absurda y no graciosa.
La fotografía es moderna y estilizada. Un trabajo tan prolijo y creativo en la que llama mucho la atención los planos largos con el protagonista trabado en el centro del cuadro mientras solo se mueve todo el decorado.
Ahora, hay algo que alabar fuertemente de esta producción. Increíblemente con un micro presupuesto para una cinta que se siente grande. Es realmente un excelente trabajo del equipo de producción y demuestra una vez más que no necesitas un presupuesto gigantesco para hacer películas buenas. Creo que las únicas veces que la falta de presupuesto se hace obvia es cuando te das cuenta de que en toda la película solo hay unos 30 personajes en total, pero aún así, lo que se logra es asombroso.
Destacar la magnífica interpretación de Logan Marshall-Green (Grey). No es un papel sencillo el que tiene entre manos, ni mucho menos. El actor será capaz de hacer creer al espectador que en su interior conviven dos identidades completamente diferenciadas, la del protagonista y la de Stem, ese chip que se ha instalado en su cuerpo y su mente para hacerle la vida más sencilla.
Hay que ser justos, no creo que alguien esté viendo esta película por la historia y aunque esas falencias existan, no podía despegarme de la pantalla. Es violenta, rápida, divertida y adictiva. Nos encontraremos la grata sorpresa de estar bien narrada, con sorprendentes giros, y con mucha adrenalina.