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    El amante doble
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    El amante doble

    De mayor quiero ser de Palma

    por Violeta Kovacsics

    En un momento de Doble cuerpo, de Brian de Palma, el protagonista, impulsado por su afán de defender a una misteriosa mujer, se adentra en un túnel junto a la playa. Sin embargo, el héroe ocasional sufre claustrofobia, así que se queda a medio camino, preso de un temor que De Palma filma de manera similar a la de Hitchcock cuando, en Vértigo, extrañó las paredes de una torre para revelar el pánico a las alturas de su protagonista. Todo en Doble cuerpo era una relectura, exacerbada, del cine del maestro del suspense. De Palma construyó su obra filmando a partir de los planos de otro y, con ello, arrojó nuevas luces tanto a la obra de Hitchcock como al discurso propio de las imágenes. 

    En El amante doble, la última película de François Ozon, basada en un texto de Joyce Carol Oates, el director francés emula a De Palma. A partir de la historia de una mujer que inicia un noviazgo con su psicoanalista y que pronto descubre que este parece tener un gemelo, Ozon se adentra en la figura del doble, plasmada sobre el papel en la figura del hermano y, en lo estético, sobre un juego de espejos y de pantallas partidas. 

    En El amante doble, Chloé se ve atrapada entre dos hombres idénticos, dos psicoanalistas de métodos radicalmente opuestos. Uno cobra 150 euros; el otro, 70. Uno es arrogante; el otro, algo más cándido. Uno le propone una relación puramente sexual; el otro comparte con ella una vida doméstica común. Marine Vacht, la actriz con la que Ozon contó en Joven y bonita, encarna a Chloé, la atribulada protagonista. A Ozon parece gustarle el físico de Vacht: de apariencia fría (de ahí los juegos con la frigidez), de pelo y rostro aniñado. 

    Al principio de El amante doble, vemos el plano detalle de una vagina, que termina transformándose en un ojo. Ozon juega así con dos de los iconos del cine de Hitchcock: las formas redondas y la mirada. Este inicio pretende establecer también, de manera quizá algo simple, la carga sexual de una película que intenta filmar un orgasmo desde lo más... profundo: adentrándose con la cámara por la boca, hasta revelar qué sucede dentro del cuerpo de la mujer. Ozon riza el rizo. Y desmesura es precisamente lo que encuentra, en una película que cae por momentos en lo vacuo, incapaz de otorgarle al plano la vuelta discursiva que logra siempre el genial De Palma. 

    A favor: Que sea tan pasada de vueltas. 

    En contra: Que sea demasiado pasada de vueltas.

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