Joyce Smith y su familia creían que lo habían perdido todo cuando su hijo John, de catorce años de edad, cayó en un lago helado de Missouri en una mañana de invierno. En el hospital, John permaneció sin vida durante 60 minutos, pero Joyce no estaba dispuesta a renunciar por su hijo. Reunió toda su fuerza y fe, y clamó a Dios por su salvación. Milagrosamente, el corazón de John volvió a latir. A partir de ahí, Joyce comienza a desafiar a cualquier experto y prueba científica que tratan de explicar lo que ocurrió.