"Los archivos del Pentágono" llega precedida de numerosas nominaciones y reconocimientos de la crítica, pero su mayor reclamo es sin duda su espectacular reparto, encabezado por los infalibles Meryl Streep y Tom Hanks, pesos pesados de Hollywood que trabajan juntos con Spielberg por primera vez, todo un acontecimiento para cinéfilos. Spielberg nos lleva hasta 1971 para reconstruir una serie de acontecimientos que marcaron un antes y un después en el ámbito de la información en Estados Unidos, y que a día de hoy resultan de rabiosa actualidad. Cuando el New York Times publicó fragmentos de los documentos confidenciales del Pentágono que destapaban secretos del gobierno sobre la guerra de Vietnam, el director del Washington Post, Ben Bradlee (Tom Hanks) inició su propia búsqueda para dar con los archivos y relanzar con ellos su medio en decadencia. Una vez adquiridos, Bradlee tomó la decisión, junto a su redacción y la dueña del Post, la que fuera la primera mujer editora del periódico, Katharine Graham (Meryl Streep), de seguir los pasos del Times publicando más información confidencial comprometida. El Post se sumaba así a un movimiento decisivo contra la Administración Nixon, que en un acto sin precedentes, intentó restringir la primera enmienda para salvaguardar su imagen.
En The Post Steven Spielberg elige la comedia glamorosa para narrar un hecho real, de características dramáticas, que dio a conocer una noticia que afectaba cuestiones de Estado que era imposible ocultar a la opinión pública. Ese destape terminó volviéndose un boomerang que se transformó en un ataque a la libertad de prensa por parte del gobierno del presidente Nixon. Los avatares de la cuestión se observan desde el diario Washington Post que pasará a ser protagonista casi absoluto de la revelación de los acontecimientos narrados. Diario centenario fundado en 1877, después de atravesar distintas contingencias durante más de 70 años, es dirigido por la familia Graham. En 1964 se suicida Philip Graham, su director ejecutivo. Consecuencia de ello, su esposa Margaret toma la dirección del diario, enfrentándose rápidamente a un gran dilema: el cierre el diario, su venta, o su capitalización. La narración se inicia en esos difíciles momentos en que lo propietarios del diario deciden seguir adelante y para ello necesitarán entrar en la bolsa de comercio de Nueva York, concretar una emisión de acciones, recapitalizar la compañía, cambiar el perfil del diario, y eventualmente, tener que despedir personal. Todo ello estará a cargo de Margaret Graham justo en un mal momento de la historia: El Presidente Nixon quiere profundizar la Guerra en Vietnam y tiene gran parte del país en contra. Por otra parte, el New York Times está en su mejor momento y mantiene una agresividad informativa contra el gobierno, lo cual le da buenos réditos.
Su Kay Graham es quizá el personaje más importante del film, una mujer vulnerable pero motivada que se encuentra con la desconfianza y el escepticismo de sus altivos colegas masculinos al situarse en posición de poder tras el suicidio de su marido. Es en su lucha por tomar el control de su negocio y hacerse escuchar donde encontramos uno de los temas que resultan más oportunos en el actual clima de lucha por la igualdad y denuncia del sexismo, la reivindicación del papel de la mujer en la historia. Y de igual vigencia es el tema principal que vertebra la película, la defensa de la libertad de prensa, que se traduce en una apasionada a la profesión del periodista, el proceso mediante el cual la información llega a los ciudadanos y el poder de la información para cambiar el sistema. Es más importante que nunca recordar que la prensa no está al servicio del gobierno, sino de los gobernados, y eso es justamente lo que hace Spielberg, lanzando así una indirecta muy directa al actual presidente de los Estados Unidos.
Las actuaciones son inmejorables, parra ello se convoca a dos grandes estrellas de Hollywood: Meryl Streep y Tom Hanks. La primera asume el papel de Margaret, la directora del WP, y el segundo, el de Ben Bradlee, su editor en jefe. Un hombre experimentado y con agallas que siempre quiere ir al frente porque tiene claro que su función es informar. Ambos se mueven como peces en el agua, la experiencia y la química entre ellos funcionan a la perfección. Llevando a cabo una portentosa demostración de sus talentos, pero es Streep quien vuelve a eclipsar a los demás con otro de sus magistrales recitales interpretativos, todo matices y con el equilibrio perfecto entre humor, fuerza y sensibilidad. Aquí no habrá ni rivalidad ni amorío para sostener el film. Ella será una mujer de libre pensamiento que ha sido criada para tomar decisiones. Él será su espada, la cara editorial de una empresa periodística que manejará a una veintena de escritores que revisaran archivos secretos a los que transformarán en artículos de primera plana y en consecuencia, pondrán al gobierno al borde del ridículo.
En definitiva, no es una película perfecta. Aunque su bloque central puede llegar a ser trepidante, al principio cuesta entrar, y en su recta final, vuelve a pecar de efectista y sensiblero, en su empeño clasicista de cerrar sus historias con un lazo en forma de reflexiones que hacen el trabajo por el espectador y restan algo de veracidad al conjunto. De poco más se puede culpar a esta cinta, un film estimulante, de precisión clínica y relevancia socio política. Al leer el argumento podríamos pensar que es otra película más sobre periodismo, basada en hechos reales y que quiere convertir en imágenes esas historias que se traspapelaron, pero no, no es así. Tiene una fotografía extraordinaria que incomoda y te traslada a cada momento del film, una banda sonora con las melodías adecuadas a cada instante, y un guión extraordinario perfectamente hilvanado que lo complementa el poderío que le da Streep y Hanks para convertir un drama en un auténtico thriller político inquietante.