La otra cara del crimen se presentó en la sección oficial del Festival de Cannes en el 2000.
Para escribir La otra cara del crimen, James Gray se inspiró en su propia experiencia: "Fue en Nueva York donde yo me crié, mi padre dirigía una compañía de fabricación de trenes de metro. La película nació de los muchos recuerdos que tengo sobre las negociaciones con los representantes del municipio, con un telón de fondo que incluye la corrupción urbanística que existe en este tipo de negocios".
El rodaje tuvo lugar en el barrio neoyorquino de Queens, fue allí también donde nació el director, James Gray.