El sonido del silencio
por Marcos GandíaUna de las sorpresas de este año, no solamente dentro del género terrorífico, dentro del cual seguramente pasará a la historia, Un lugar tranquilo vuelve a demostrar las virtudes inabarcables del fantástico, su capacidad para ser, además de un artefacto sensorial que eriza nuestros nervios, un comentario de texto impresionante sobre quienes somos en la actualidad. Ejercicio de estilo que toma como premisa la misma esencia del cine, sus mismos elementos como medio de expresión y creación de emociones; esto es: la imagen y el (no) sonido.
Suerte de bellísimo homenaje al séptimo arte cuando no necesitaba hablar o sonar; cuando los ruidos, las voces, los sonidos, existían solamente en la percepción que en el espectador provocaban las imágenes, su fuerza, el film de un brillante y entonado John Krasinski en su triple faceta de director, actor y guionista es una declaración de principios: el cine mudo ya lo había inventado todo, incluso los mecanismos del susto y las teclas que nos hacen saltar de terror. Más allá del virtuosismo formal del que hace gala Un lugar tranquilo, que es mucho y que nos revela a un estilizado estilista que ha sabido beber del Steven Spielberg de Tiburón (la estremecedora secuencia del asedio del ser alienígena en el sótano inundado), de John Carpenter, Tobe Hooper y de Alfred Hitchcock. Y que derrota en su territorio (uno muy grande, el de Señales) a alumnos aplicados del autor de Los pájaros como es M. Night Shyamalan. Juega Krasinski con esos elementos mínimos para obtener resultados máximos en ese acoso de las criaturas en una granja. Cada pregunta que uno se pueda hacer sobre ¿qué hará en caso de…? está no solo pensada, sino respondida con inteligencia en este artefacto perfecto que conjuga terror puro y duro con ciencia-ficción. Aunque curiosamente no es eso lo mejor de Un lugar tranquilo, siendo precisamente eso algo notable (estamos, como ya escribía al comienzo de esta crítica, ante un título fundamental del género de terror). Lo que de verdad hace de éste un film verdaderamente inolvidable es su maravillosa historia de amor entre los miembros de la familia protagonista. Una historia, claro, no explicada mediante el diálogo, sino a través de obligados y no tan obligados silencios (ese peso de la culpa, eso que no se dice… hasta que ya es demasiado tarde), de miradas, gestos y decisiones que son, por descontado, actos de amor. Como el que Un lugar tranquilo hace al cine, así, en general.
A favor: Absolutamente todo, empezando por una Emily Blunt sobrenatural.
En contra: Que su hype ponga en contra a los haters de costumbre.