Crítica de SensaCine.com para Jupiter's Moon: El vuelo del refugiado

La gran triunfadora en el pasado Festival de Sitges fue esta peliculita húngara del autor de aquel White god donde ya había un juego lingüístico teológico (de god, dios, a dog, perro) utilizado dentro de otra doble lectura: la del puro cine de género y la del cine trascendente. 

Jupiter’s moon repite ese esquema dual, quizás la marca de fábrica, las señas de identidad, del director: una peripecia casi de film de superhéroes y de acción envuelta en algo más serio, en una denuncia de la situación de los refugiados en esta Europa de la cerrazón y las miserias morales. No hace falta ser un lince para no hallar paralelismos, nada ocultos, entre la historia que nos explica la película (un refugiado es tiroteado antes de poder cruzar la frontera y parece revivir con poderes, en este caso el de volar) y la de la génesis (término bíblico) de, por ejemplo, Supermán (no menor figura religiosa, por supuesto). Este alien ilegal que resucita y que se convierte en un justiciero naïf volador, perseguido por las fuerzas del orden, por el stablishment, no deja de ser el hombre de acero en una Metrópolis de pecados sociales y fascismo latente.

El director se pierde en esta alegoría política porque la hace una y otra vez protagonista de un discurso machacón, casi un sermón. No necesitaba subrayar tanto el mensaje como si nos considerara tontos. También es incapaz de dotar de cierto humor (como hace Kaurismaki) a esta fábula mágica sobre los más desfavorecidos y parias, devenidos héroes o ángeles. Los referentes son más el cine de Dreyer (la religión, la resurrección, la fe en el amor), lo que me parece magnífico, pero no tanto que me lo telegrafíen cada cinco minutos.

En cambio, en esa otra mitad simétrica de Jupiter’s moon, la que igual el realizador considera insustancial o no tan importante, un mero soporte para la del mensaje, es donde de verdad brilla el film. No solamente lo hace en términos de ese cine de género al que se menosprecia (y en el que parece que va aterrizar el firmante de la película en su inminente desembarco en Hollywood), en una espectacular cinta de aventuras fantásticas que vendría a ser un cruce entre el Starman de John Carpenter (esa escena de persecución automovilística, brillante) y Hancock, sino porque en esos pasajes más ligeros, más de acción y más de caligrafía directamente fantástica sí que de verdad hace calar su discurso. 

A favor: Verla como una cinta fantástica de superhéroes. 

En contra: Tener que aguantarla como película de/con mensaje.