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    El niño que pudo ser rey
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    Jose A.
    Jose A.

    13.625 usuarios 206 críticas Sigue sus publicaciones

    3,5
    Publicada el 5 de enero de 2020
    Muy agradable el ver esta película, apta para todo publico, nos remonta a las series infantiles de aventuras. Esperamos que tenga una secuela.
    cine
    Un visitante
    3,5
    Publicada el 31 de enero de 2019
    Una nueva version de la historia de Excalibur y Morgana esta vez con pre-adolescentes. Con mucha fantasia y aventura que te hace pasar un rato entretenido.

    La peli explica la historia de Morgana y como fue encerrada por arte de magia en un piedra la cual protegia Excalibur. En la actualidad un niño se topa con ella tras escapar de unos abusones, y como no intenta sacarla de la piedra esto despierta a Morgana la cual quiere destruir la espada. Merlin y un grupo de amigos le ayudaran a vencer al mal.
    Pipe C.
    Pipe C.

    9.175 usuarios 160 críticas Sigue sus publicaciones

    2,0
    Publicada el 11 de abril de 2019
    ¿Que no entienden que el rey Arturo quiere quedarse en los libros?

    Cinematográficamente hablando, el rey Arturo ha perdido su toque. Atrás quedaron las más sanas épocas doradas en donde el análogo al blockbuster contemporáneo eran las grandes e inolvidables piezas fílmicas lideradas por un joven sin aparente futuro que, imprevisto, reclamaba un legado de vida o muerte. De perennes clásicos como “Camelot” de Joshua Logan , “Monty Python and the Holy Grail” de Terry Gilliam y Terry Jones o “Excalibur” de John Boorman hemos pasado a insufribles “re-imaginaciones” y adaptaciones sin vida como “Avalon High” de Stuart Gillard, “Transformers: The Last Knight” de Michael Bay , “King Arthur: Legend of the Sword” de Guy Ritchie o incluso “Robin Hood “ de Otto Bathurst— que comparte muchos de los ingredientes que hicieron caer al filme de Ritchie. —Bien en el medio cae el último esfuerzo como escritor y director de Joe Cornish, el cual se encarga de replantear la leyenda atemporal en un mundo de teléfonos inteligentes, tareas de escuela, acoso escolar y alitas de pollo; mientras al mismo tiempo, batalla por condensar una aventura fantástica a lo Spielberg, un filme de Disney Channel y un sutil comentario anti-Brexit; por supuesto, no todo sale bien.
    Antes que nada, “The Kid Who Would Be King” significa una irrefutable mejora con respecto a las bochornosas adaptaciones que Hollywood se había empeñando en producir. Esta versión deliciosamente inglesa de 20th Century Fox probablemente se quede muy lejos de cubrir sus gastos de producción y promoción, pero sí que redime, en cuanto a calidad, a Arturo de Bretaña frente a los descalabros fílmicos de estudios como Warner Bros. y Paramount Pictures.
    Luego del trepidante híbrido entre ciencia ficción, comedia y terror que uso como ópera prima atrás en 2011, Joe Cornish salta de patio de juego a la más ochentera fantasía, esa que se llama Amblin. El filme abre con una didáctica introducción a través de una majestuosa animación que nos pone en contexto respecto al tipo de película que estamos por ver, por disfrutar y padecer en partes iguales.
    La introducción de los personajes es innegablemente carismática, empleando alrededor de media hora de su interminable duración para establecer una buena relación con ellos y sus problemas. Al igual que Spielberg, Cornish reduce casi por completo el protagonismo de los padres, usándolos única y limitadamente como vehículos de soporte dramático. Por esto, a través de Alex, interpretado por Louis Ashbourne Serkis— hijo del rey de la captura de movimiento Andy Serkis, —Bedders de Dean Chaumoo, su fiel escudero y su par de agresores Kaye y Lance, interpretados por Rhianna Dorris y Tom Taylor respectivamente, es que veremos la historia. Así las cosas, cada uno hace un gran trabajo con sus roles, en especial Serkis, quien con su ternura e increíble rango dramático consigue que parte de la película resulte encomiable. Sin embargo, si se trata de interpretaciones juveniles, Angus Imrie y su hipnotizante juego de manos se deben llevar todos los elogios. Su versión juvenil de Merlín es fabulosa, con una feroz carga cómica que mezcla humor fish-out-of-water y la más hilarante comedia física para entregarle un ritmo interesante por lo menos hasta mitad del segundo acto.
    Sorprende ver a estrellas como Patrick Stewart y Rebecca Ferguson respaldando el proyecto; el primero con cortas pero jugosas apariciones como un Merlín adulto, y la segunda como Morgana, villana que aunque Ferguson da todo de sí para proponer una antagonista creíble y amenazante, el guion únicamente la hace ver como una figura unidimensional que desea apoderarse del mundo entero. Extrañamente su personaje me recordó a la villana de Nicole Kidman para “Paddington,” ambas en filmes llenos de corazón, pero con desacordes entre tratamiento narrativo y entrega actoral.
    Momentos brillantes escasean, pero aun así, el filme atesora algunos toques de brillantez. De inteligentes comentarios en contra del controversial Brexit hasta bromas en el guion adaptando la archiconocida mitología artúrica a pleno siglo XXI; de set-pieces deslumbrantes que no tienen nada que envidiarle a las grandes producciones a entrenamientos tan imaginativos como atrapantes, Cornish logra levantar varios guiños e interludios cómicos gracias a su cuidada y siempre fiel escritura y a la profesionalidad y empeño con que los actores se entregan a los papeles.
    En cuanto a lo demás, “The Kid Who Would Be King” para algunos adultos se traducirá a martirio, para adolescentes en un sinsentido y para uno que otro pequeño en una interminable fascinación. Debido a un runtime abusivamente extenso, a mitad de función muchos espectadores podría tomar una posición de radical escepticismo, no respondiendo de igual manera al resto de secuencias y momentos narrativos, lo cuales pueden resultar sosos, aburridos y ridículos si desde el principio no te sumerges en ella. El filme tiende a usar como excusa su propósito de entretención infantil para producir visuales e hilos narrativos que no funcionan bien. De ridiculez a aburrición, el slapstick del joven Merlín o el humor ingenuo de Bedders pueden no aterrizar tan bien para los adultos, pues manejan un humor tan limpio que incluso los niños de hoy ya no comprenden como antes.
    “The Kid Who Would Be King” de Joe Cornish no solamente es una sopa de su propio chocolate para los estudios que no se cansan de visitar IPs existentes, sino un producto de sabor británico que se ve severamente lastimado por un alargamiento innecesario de los hechos, un tratamiento demasiado leve como para resonar entre las audiencias de hoy en día, algunos visuales poco inspirados y una historia que no logra sembrar interés para posibles e impedidas secuelas. Aquellos que crecieron en pleno esplendor de los 80 y los 90 ciertamente estarán dispuestos a dejarse llevar por los homenajes y guiños al siglo pasado— empezando por el paralelismo con filmes como “The Man Who Would Be King”, — sin embargo, aquellos que como yo pertenezcan al nuevo milenio tendrá un rato no tan entretenido tratando de conectar y mantenerse conectados con la idea por más de un cuarto de hora.
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