Tras conseguir su independencia en 1991, en Kirguistán han vuelto las viajes costumbres. Entre todas las tradiciones, destaca Ala-kachuu. Esta práctica, que podría traducirse como "atrápala y corre", consiste en el secuestro de la mujer con la que pretende casarse el hombre. Es decir, son secuestradas y, después, deben contraer matrimonio con el secuestrador.
Pese a ser una práctica prohibida por la ley, muchas mujeres siguen con el secuestrador debido al miedo a las represiones; además de ser persuadidas de seguir con el hombre por tradición. Algunas consiguen separarse tras episodios violentos, otras no.