Su mejor jugada
por Marcos GandíaCon ese precedente negativo (en mi opinión) y lleno de maniqueísmo que fue Camino, la (presunta) película seria o de prestigio de Javier Fesser, uno se temía que su acercamiento al mundo de los discapacitados intelectuales (no, no hablamos de políticos, esa es otra historia), aunque fuera vía el subgénero de gestas deportivas, cayera en el paternalismo, la corrección política y lo babosillo en general. Afortunadamente, y aun partiendo de un guión ajeno que era más feel good movie que comedia desternillante con corazoncito, Campeones está más cerca del Fesser de los dibujos animados humanos, del absurdo y del triunfo de lo anormal frente a lo normal.
Poco cuesta ver en ese equipo de baloncesto que debe entrenar el caído en desgracia personaje de Javier Gutiérrez, en cómo son y están caracterizados, a un grupo dibujado por algún historietista de la editorial Bruguera o incluso de publicaciones como El Jueves. Y el tratamiento, siendo obligatoriamente menos desatado visualmente que en sus celebrados cortometrajes (El sedcleto de la trompleta) y largometrajes (El milagro de P. Tinto, La gran aventura de Mortadelo y Filemón), va dejando apuntes dignos del cartoon en imagen real de Frank Tashlin y Jerry Lewis, en especial en el decisivo partido final en la ídem del campeonato estatal. No desdeña (al contrario) los ítems y el esquema dramático de los films deportivos, siendo Campeones una hermana más que dotada de hitos en este campo como la también baloncestística Hoosiers, más que ídolos.
También de ese camino de redención personal y concienciación del protagonista a través del (re)conocimiento con los otros que podemos recordar de la saga Somos los mejores producida por la Disney. O incluso más aún de la estupenda y beisbolística Los picarones (y secuelas), de la que Javier Fesser toma prestado el personaje de ese torbellino cabronzuelo femenino integrante del equipo, toda una destroyer macarrilla (como la Jodie Foster de la citada cinta de Michael Ritchie con Walter Matthau) que a servidor le apetecería ver pasarse al hockey sobre hielo compartiendo vestuario y cancha con los trillizos de El castañazo. Por descontado que hay un mensaje positivista en Campeones, que busca normalizar algo que muchos se empeñan en desnormalizar, pero todo eso está siempre en un segundo término ante los mecanismos del género humorístico, y ahí, la película de Fesser gana de calle.
A favor: Su apuesta por la comedia y no por el paternalismo.
En contra: Tampoco hacían falta 124 minutos de metraje.