Todos los paparazzi del presidente
por Marcos GandíaComparte esta crónica de la caída de Gary Hart título en castellano con aquel ascenso desencantado del ficticio personaje encarnado por Robert Redford en un film esencial del Hollywwod liberal y asimismo desencantado de los años 70: El candidato. Me gustaría pensar que esa coincidencia ha sido buscada y no se debe a la casualidad, o peor aún, a la desidia y holgazanería ramplona de la que se hace gala últimamente en la distribución española. Mas sigo siendo un tipo con ideales y fe en el ser humano, así que creeré que sí, que alguien en una oficina de marketing en Madrid vio las semejanzas entre la película de Michael Ritchie y la de Jason Reitman.
La primera, El candidato 1972 se inventaba un político, la gran esperanza blanca (WASP) y demócrata cuando afuera, en el mundo real, Nixon y los republicanos hacían de las suyas, ya camino del desastre del Watergate, no por nada curiosamente recreado también en la ficción por Robert Redford. Sin embargo, ese camino hacia el poder se hallaba repleto de obstáculos, uno de ellos (el otro era el coro griego que envolvía al prospecto de futuro presidente) la prensa, los medios de comunicación. Los media son los grandes protagonistas de El candidato 2018. Basada en hechos reales, la película documenta el descenso a los infiernos de Gary Hart, el caballo ganador de cara a encarar las elecciones presidenciales. Una defenestración causada por una infidelidad conyugal, pero mucho más por la decisión del lobby informativo y periodístico de hacer de ello un asunto continuado de debate e inquisitorial amarillismo, con otros intereses (los magnates del monopolio de los mass media) en la sombra.
Jason Reitman, aparcadas sus frustrantes tragicomedias reaccionarias escritas por Diablo Cody, hace suya la historia de Hart, encarnado por un voluntarioso Hugh Jackman, quien lo interpreta como si fuera otro de esos superhéroes que de repente pierden sus poderes, el cariño del público y se hallan en un territorio apocalípticamente hostil que antes era el edén. Cierto que El candidato carece a la postre de la mordiente de aquel Gracias por fumar que nos descubriera al hijo de Ivan Reitman, contentándose con una crítica, pero wikipédica, crónica de los hechos y defensa de su mártir. La pataleta contra esos medios de comunicación de tabloide mentalidad sigue, en modo a veces demasiado esperpéntico, aunque lo que verdad le acaba interesando al director es Hart, al que retrata tan perdido, solo, desvalido y víctima del desencanto como aquel George Clooney de Up in the air.