Según ha explicado Gustavo Salmerón: "mi madre siempre fue como se ve en pantalla. Lo que yo he tratado de conseguir en mi carrera como actor, alcanzar la verdad, mi madre lo logra de manera automática. Es una especie de Gena Rowlands, con capacidad inmensa para trascender".
Gustavo Salmerón empezó a grabar hace 14 años a su madre y a su familia. Con unas 400 horas de material rodado, además de la filmoteca familiar, con cintas de Super 8 y VHS, el actor trabajó durante años en el guión y posterior montaje de la película. Según ha explicado: "los documentales son una cuestión de paciencia… Pero por suerte, la paciencia es un don heredado".
El documental se ha presentado en festivales tan prestigiosos como el Festival de Toronto, el Festival de San Sebastian, el Stockholm Film Festival, o los festivales Karlovy Vary International Film Festival, Hamptons International Film Festival o el Camden International Film Festival donde el filme ha obtenido diversos galardones.
El documental de Gustavo Salmerón también es un homenaje a la generación de su madre, Julita. Según ha explicado el actor: "Es una generación irrepetible que ha vivido la República, la guerra, la posguerra, todo el franquismo, y luego la llegada de la democracia. Tenemos mucho que aprender de ellos. Mientras que mi generación o posteriores somos más quejicas, más blandos. Las generaciones nuevas tenemos una responsabilidad de saber cerrar la herida, enterrar y desenterrar, porque no hay otra forma, hay que abrir, limpiar, desinfectar y volver a cerrar, es doloroso pero hay que pasarlo”.
El filme ha obtenido el premio Globo de Cristal al Mejor Documental en la sección de documentales del prestigioso Festival de Karlovy Vary de 2017.
El actor Gustavo Salmerón vuelve a ponerse detrás de las cámaras, después de conseguir el Goya al Mejor cortometraje en 2002 por Desaliñada (2001).