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    Cézanne: Retratos de una vida
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    Cézanne: Retratos de una vida

    Filmar la pintura

    por Quim Casas

    ¿A quién le corresponde el punto de vista inicial de este filme documental? ¿Al visitante de un museo reconvertido en espectador de la película en una sala de proyección? La cámara no para de moverse sobre los cuadros de Paul Cézanne dispuestos en las paredes de un museo, de izquierda a derecha, de derecha a izquierda, hacia delante o hacia atrás, del plano general al primer plano, en travelling lateral o en panorámica curva. El visitante de una exposición camina, cierto, pero se detiene ante los lienzos y los contempla en estático, y más cuando son retratos de un tamaño no muy grande, ya que la pintura no tiene movimiento y este lo introduce el artista con sus trazos, volúmenes y efectos de luz y de color.

    Así empieza Cézanne: retratos de una vida, en las dependencias de la National Portrait Gallery de Londres aprovechando una exposición de los retratos y autoretratos del pintor francés. Este inicio demuestra lo difícil que es filmar la pintura, tener un punto de vista visual sobre ella; solo Alain Resnais en algunos de sus primeros cortos documentales o Straub-Huillet en, precisamente, Soy Cézanne, lo han logrado con convicción y personalidad.

    Lo que sigue en el filme, aunque algo sumarial, resulta bastante efectivo. La película está construida a partir de la contemplación de los cuadros, las entrevistas con curators, directores de galerías, expertos en la obra de Cézanne y su bisnieto, y la lectura de varias cartas que el artista escribió a amigos, familiares y poetas, sobre todo las que expresaban su amistad y gratitud con Émile Zola (un filme de ficción reciente, Cézanne y yo de Danièle Thompson, exploraba la relación entre el escritor de Teresa Raquin y el pintor de Los jugadores de naipes).

    Óleos y voz superpuesta. La crónica de toda una vida a través de retratos, bodegones y paisajes mientras la lectura de las cartas desvela la soledad y el recogimiento de Cézanne, la disputa con sus críticos, el ansia de reconocimiento, las relaciones con su padre, esposa e hijo y su forma de entender el arte. El ritmo es casi tan reposado como el de algunos de los lienzos del autor, aunque la cámara sigue estando demasiado (e innecesariamente) inquieta: uno de los entrevistados asegura que es una experiencia maravillosa ver de cerca el cuadro “El niño con chaleco rojo” y justo entonces la cámara se aleja del lienzo en travelling de retroceso.

    Cézanne: retratos de una vida pertenece a la serie de documentales sobre pintura realizados por el británico Phil Grabsky, quien ya ha analizado la obra David Hockney, Vermeer, Matisse, Van Gogh, Renoir y Monet.

    A favor: Su voluntad didáctica al explicar los conceptos esenciales de la obra de Cézanne.

    En contra: La cámara excesivamente móvil y cierto abuso de la lectura epistolar.

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