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    Matar a Jesús
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    Matar a Jesús

    Amor y odio

    por Quim Casas

    Vampirización o empatía. Odio o comprensión. Cualquiera de estas sensaciones puede acontecer en una situación límite como la que plantea Matar a Jesús, debut cinematográfico de la directora colombiana Laura Mora Ortega tras foguearse en algunas series televisivas como Pablo Escobar, el patrón del mal. Una muchacha presencia como asesinan a su padre en plena calle de Medellín. Tiempo después topa con el asesino. Intima con él mientras prepara su venganza, pero algo cambia en el contacto con esa persona odiada que poco a poco se vuelve más cercana y estimada. ¿Puede quererse a la persona que ha destrozado tu vida? ¿Puede amarse a alguien que frecuenta la violencia y te ha hurtado prácticamente toda tu juventud?

    El filme tiene notables carencias tanto dramáticas como de estructura del relato y progresión de los personajes, pero las suple con una cámara entregada, enérgica, algo habitual en los cineastas colombianos que quieren retratar el clima de violencia e insatisfacción que reina desde hace décadas en su país. Hay algo de urgencia en la forma de rodar de Mora Ortega, y eso la convierte en una película tan empática como pueda serlo la figura de Jesús, el asesino, para la joven Paula, la hija del profesor asesinado. No es de extrañar que ganara el Premio de la Juventud en el festival de San Sebastián del pasado año. Tiene los mimbres suficientes para establecer esta conexión con las plateas más jóvenes y alocadas.

    La película es mejor en su planteamiento inicial y en las dudas y supervivencia de su protagonista. Algunos personajes no están bien dibujados del todo o se sumergen en el tópico (el hermano, el agobiado inspector de policía encargado del caso). Cuando hablan, los diálogos resultan demasiado explícitos, a veces incluso innecesarios. Pero cuando reina el silencio entre los protagonistas, cuando Paula llora, mira los papeles de su padre asesinado o piensa una y otra vez, angustiada, en lo que ha pasado realmente, Matar a Jesús gana tanto en concreción como en emoción, alejada de la retórica de otros de sus pasajes. La actriz protagonista, Natasha Jaramillo, es excelente, no tanto el resto de actores y actrices que la acompañan en este viaje singular desde la venganza hasta la exploración de la conciencia de un sicario que de odiado pasa a ser amado.

    A favor: El habitual realismo urbano del cine colombiano y la actriz protagonista.

    En contra: El exceso de diálogos demasiado explicativos.

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