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A día de hoy Marcel Carné es claramente reconocido en el mundo del cine como uno de los mejores directores del cine clásico francés y problamente de todos los tiempos en su país. Llegó a crear obras maestras al nivel de Renoir, de Dudivier e incluso al nivel del posterior François Truffaut. Pero hay algo realmente notable que causa en Carné una gran diferencia entre estos grandes maestros, y eso es su creatividad tanto narrativa o artística en cada uno de sus films. Y problamente "Port of Shadows" no solo fue su ópera prima y primera obra maestra, si no que es la película que define a la exactitud su estilo, su nivel en dirección y esa creatividad de la que estoy hablando.
Carné nos habla de una manera muy poética con "Port of Shadows" del destino y del amor, y lo hace a modo de un romance tragico rompedor, siendo por esto un film pionero del apasionante realismo poético en el cine francés, un concepto que fue muy empleado en este mismo por directores del nivel de Jean Cocteau, otra vez el mismísimo Renoir o el gran Jean Vigo.
A su misma vez el film también resulta muy innovador en un subgénero que estaba empezando a despegar en Hollywood, pero que sin embargo viene de las manos de directores como el propio Carné con este film, exactamente es el cine noir, que aunque la cinta no sea cien por cien de este subgénero, si que la atmósfera sombría que porta junto a una trama muy apegada a gangsters de la época y delincuencia dan algunos de los primeros pasos del noir.
El film artísticamente es magistral, una obra maestra artísticamente pero también lo es narrativamente, por que ya no solo ese estilo artístico único con una fotografía llena de preciosos planos secuencia y primeros planos en ese ambiente frio y sombrío son espectaculares en el film, si no que también Carné da una clase alucinante de cómo estructurar narrativamente a la perfección una película de romance tragico y a su vez narrar la propia historia sobre las complejidades del amor y el destino a la perfección.
Aparte las interpretaciones del perfecto reparto son sublimes. Con un Michel Simon espléndido, una Michèle Morgan de tan solo diecisiete años más que prometedora y claramente un Jean Gabin que no sorprende al logra una actuación perfecta y acorde a la película.
La trama narra la historia de un un hombre desertor del ejército francés llamado Jean (Jean Gabin), el cual se refugia y se esconde una no muy extensa ciudad portuaria llamada Le Havre, la cual siempre está envuelta en niebla.
Allí Jean buscará la manera de escapar del país en barco con otra identidad, pero el hecho de conocer a una joven llamada Nelly (Michèle Morgan) en un pequeño garito de madera llamado Casa Panamá, hará que el ex militar vuelva a creer en el amor.
Obra maestra absoluta de un director que no podía haber hecho una mejor ópera prima como esta.