Franquicia como puedas
por Alejandro G.CalvoMorbius, de nombre real Dr. Michael Morbius, nace en los cómics de Spider-Man como un antagonista del hombre arácnido. Fue en The Amazing Spider-Man #101 (si la Wikipedia no miente), creado por el (mítico) guionista Roy Thomas con lápices (del no menos mítico) Gil Kane. Su personaje fue evolucionando de villano a anti-héroe, Morbius más que superheróe es un super anti-héroe, en su propia línea de cómics además de asociarse con todo tipo de personajes de Marvel que irían desde el Motorista Fantasma a Blade, pero al que más ha estado ligado ha sido siempre a Spider-Man.
Tras no pocos avatares llega ahora su adaptación cinematográfica de la mano de Daniel Espinosa (Suecia, 1977), director de El invitado (Safe House) (2012), El niño 44 (Child 44) (2015) y ese pseudo-Alien pseudo-La Cosa que fue Life (2017), de nuevo con Ryan Reynolds. El guión de Morbius lo firman Matt Sazama y Burk Sharpless, el tandem firmante de, ojo, Drácula: La leyenda jamás contada (2014) -la protagonizada por Luke Evans-, Dioses de Egipto (2016) y Power Rangers (2017), además de la serie de Netflix (2018) Lost in Space. Y esa sería la receta de este gazpacho multireferencial que Marvel, por la rama de Sony Pictures, ha acabado por dar forma a la película protagonizada por Jared Leto (Morbius), Matt Smith (Milo), Adria Arjona (Martine Bancroft) y Jared Harris (Dr. Nichols). Y casi os diría que Jared Leto es la única razón por la que se ha hecho la película y, como casi siempre ocurre con él, también la única razón para verla.
Vamos con la película. Estaríamos, para que nos hagamos una idea, en la misma liga de serie B superheroica de gran presupuesto que ejemplificarían películas como Venom (2018) (Marvel) o Bloodshot (2020) (Valiant). Es decir películas hechas con un descaro nada escondido de tratar de explotar el blockbuster de superhéroes que copa nuestras vidas desde hace ya años, sólo que con menos ideas, menos presupuesto, menos calidad y, en líneas generales, más cachondeo. Con todo: películas que parecen funcionar y que tienen sus fans, siempre presentes, cuando se trata de lanzar películas ligadas a los cómics.
Ahora, Morbius, que parece una película de hace 30 años (es terriblemente anacrónica, por no decir vieja), mezcla sin pudor el ser una película de génesis superheroico con un film estrictamente de vampiros. Pero vaya, por argumento, ideas visuales, acabado de las imágenes, líneas argumentales de llevarse las manos a la cabeza, estaríamos en la peligrosa zona donde habitan títulos como el Van Helsing (2004) de Hugh Jackman o La liga de los hombres extraordinarios (2003) o en los años noventa La sombra (1994) de Russell Mulcahy o (1996) The Phantom de Simon Wincer. De nuevo, una serie B con mucho efecto digital que trata de esconder los llamativos agujeros argumentales o la propia simpleza del argumento.
Tiene algo Morbius, tanto por sus maquillajes digitales vampíricos como por sus discusiones a bocajarro tomándose tan en serio que sólo produce hilaridad, a una especie de versión culebrón (venezolano, no turco) de Buffy, Cazavampiros (1997). Y eso, que podría ser una virtud: que Morbius fuera tan camp que se disfrutara desde sus bajos fondos, acaba por no serlo tanto, precisamente por lo en serio que se toma a sí misma. Algo que, por ejemplo, no le pasa a las películas de Venom. Y eso que tiene cosas que son imposible de tomarse en serio. Por ejemplo: la pareja de policías. En la película hay dos policías que se dedican a investigar a Morbius y los crímenes que van apareciendo en la ciudad con los cadáveres completamente vaciados sin sangre. Pues bien, creo que no me equivoco cuando digo que son los detectives más innecesarios de todo el cine de superhéroes. ¡No sirven para nada! Solo para dar más metraje a una película que acaba haciéndose larga y eso que es de las películas de duración más corta (dentro del mundo superheroico).
Pero cerremos la crítica con algo positivo de la película. Jared Leto y Matt Smith, Morbius y Milo, los dos actores y personajes principales, creo que ambos van a muerte con la obra. Porque quizás Morbius sea una película endeble y ridícula por momentos, pero ellos se lo toman como si estuvieran haciendo una película de Christopher Nolan (en vez de Daniel Espinosa). Tanto Leto, retorciéndose y transformándose en su dolor humano-vampírico, como Smith, holgándose un villano jocoso al que le aplica no poco flow de caderas, lo dije al principio, son la principal razón para poder disfrutar de una película que busca desesperadamente ser franquicia, sin que tengamos muy claro si eso acabará por conseguirse o no (la escena post-créditos en ese aspecto es de traca: el perfecto resumen del absurdo que invade todo el entuerto).
De qué va 'Morbius'
Un bioquímico sufre una extraña enfermedad en la sangre. Mientras trata de curarse y dar una respuesta a su trastorno, se infecta sin darse cuenta con una forma de vampirismo. Aunque debería haber muerto, tras la cura, Michael se siente más vivo que nunca y adquiere dones como fuerza, velocidad, capacidad de ecolocalización, además de una necesidad irresistible de consumir sangre. Trágicamente convertido en un imperfecto antihéroe, el Doctor Morbius tendrá una última oportunidad, pero ¿a qué precio?