Hutch Mansell (Bob Odenkirk) es un hombre de familia corriente. Una noche unos ladrones entran a su casa y él renuncia a defenderse y defender a su familia con el fin de evitar complicaciones. Esto decepciona a su hijo Blake (Gage Munroe) y a su mujer Becca (Connie Nielsen) que empiezan a distanciarse de él. El incidente le reconcome por dentro y hace que salga a la luz su lado más oscuro.
Película humilde y sencilla, no inventa nada nuevo. Es violenta y ágil, el montaje es moderno y lleno de vitalismo, es modesta pero muy dinámica y llena de creatividad. La escena del autobús es puro entretenimiento, es impresionante la coreografía y desprende adrenalina.
La obra cuenta con la simpática aparición del legendario Christopher Lloyd, haciendo de un octogenario aparentemente incapaz de hacer nada pero aún siendo letal si precisa de ello. Y el gancho de la película, lo que te tiene enganchado todo el rato, Bob Odenkirk, desplegando un abanico de recursos para acabar con los antagonistas cuando ya se había retirado. Nuestro protagonista ha caído en el tedio, en la rutina; su vida carece de emoción, y cuando le entran a robar es incapaz de golpear al ladrón, y esto le deja un mal sabor de boca, su conciencia no está tranquila, y un día explota, vuelve a ser el hombre violento y sin piedad que era, y le encanta.
Tremenda película de acción, la trama no es la gran cosa, pero es tan entretenida que da igual.