Dziga Vertov nos muestra en este film con tintes de documental la vida del día a día en la ciudad de San Petersburgo. A través de su cámara, que actúa como el propio ojo, Vertov capta la esencia del escenario, queriendo plasmar, eso sí, las relaciones sociales de los ciudadanos a través de un análisis marxista. Como única trama, el director intenta plasmar la rutina de un operador de cámara soviético que tiene que filmar la ciudad desde que amanece hasta que se oculta el sol.