Película usa del 2021, de una duración de 144 minutos, con una valoración de 7/10, bajo dirección de Liesi Tommy y guión de Trece Scott Wilson historia de Cellie Khour, con un presupuesto de 55 millones. Biipic de Aretha Franklin.
Biopic protagonizada por la desracada actriz y cantante Jennifer Hudson.
Siguiendo la espectacular carrera de la inigualable Aretha Franklin (Jennifer Hudson), el guión narra el exitiso viaje de este icono de la música en busca de su propio sello, desde sus inicios en el coro de la iglesia de su padre, hasta convertirse en una superestrella internacional.
Del mismo modo que no es posible adentrarse en la vida de Aretha Franklin, como una de las artistas más relevantes de la historia de la música, sin atender al destacado activismo de la cantante en pro de los derechos de la población negra, es de recibo suponer que el racismo adquiera un notable peso argumental en este largometraje discografico. Debido a ello, precisamente, resulta gratificante que no sea una película que trate ampliamente sobre el racismo, pese a que su reparto sea eminentemente negro y una parte relevante del relato se ubique en la Alabama de la década de los 60, y su relación con Martin Luther King Jr.
La mirada de la directora sudafricana Liesl Tommy se muestra mucho más interesada en elaborar un discurso sobre la construcción de la personalidad y la preservación de la fe. La fe contemplada, no solo desde un ámbito netamente religioso, sino también como ese espacio íntimo que nos pertenece exclusivamente a nosotros y en el que nos sentimos verdaderamente a salvo, donde nuestros más profundos y descarnados demonios tienen vetado el acceso. Un trayecto vital al que Aretha Franklin nunca podría haber aspirado de no ser por la música.
Una trama que también construye un relato de género en torno a la toxicidad masculina que orbitó sin cesar alrededor de la artista durante aquellos años: bien porque unos decidieron arrogarse el derecho a dirigirla como si de una marioneta se tratase, bien porque otros directamente se aprovecharon de ella.
La actriz y cantante Jennifer Hudson, a quien la propia Aretha Franklin llamó personalmente para hacerle saber que iba a ser ella quien la interpretase en la película, brilla con luz propia en una de esas actuaciones tan queridas por los académicos. En cualquier caso, es de justicia destacar el modo en el que la actriz desempeña una recreación del personaje más que meritoria, haciendo gala de una notable variedad de registros y aprovechando a la perfección el variado abanico de recursos narrativos y cinematográficos que la directora del filme pone a su servicio durante todo el metraje.
Pese al buen tono general del que goza la película en el plano interpretativo hay que destacar el trabajo de Forest Whitacker (como el padre de Aretha), haciendo gala de su prestancia habitual para construir el papel de un pastor tan acostumbrado a señalar con ahínco los demonios de los demás como a esconder los suyos. También llama la atención el trabajo de Marc Maron (como el director de la discográfica Jerry Wexler), uno de esos personajes secundarios roba escenas que mejoran cada secuencia en la que aparecen.
La película es un drama discografico con empaque y muy bien interpretado, que en líneas generales, pero tambien tiene bastante margen es ser mejor ejecutado, en su puesta en escena.