Para compensar el enorme vacío y frustración que sentimos los cinéfilos amantes del buen cine de critica social en estos tiempos de globalización, de crisis económica y crisis de valores .., y la escasez de películas que invitan a la reflexión para una mejor sociedad, frente a la multitud de aquellas pensadas meramente para distraer, entretener y que nadie reflexione sobre otras cosas que no sean consumismo; una vez mas es Clint Eastwood quien desde su anterior film “Gran Torino” con la que ya dejó como actor y director un listón muy alto en 2008, ha vuelto para presentar en la gran pantalla “Mula”, otra película de similar calado, que motiva esta vez al espectador a reflexionar sobre problemas muy serios que afectan social y políticamente a la sociedad de todos los países, como son los carteles internacionales de la droga, el deficiente y siempre ineficaz funcionamiento de los gobiernos y sus políticas de lucha y prevención frente a esa lacra que poco a poco va ganando terreno y deteriorando la calidad de vida y valores de la sociedad.
La brillantez y sutilidad con la que MULA refleja como las nuevas tecnologías que hechizan a la ciudadanía, sirven a su vez como importante herramienta para facilitar el trabajo a esos carteles, y cuestiona desde ese “toque de humor que caracteriza a la personalidad de Eastwood” la obsesión de las generaciones actuales por las tecnologías móviles punteras, y como la idolatría al dinero, al consumo y al “estilo de vida fácil y cómodo al que nos empuja la sociedad consumista en la que estamos inmersos”, favorece a los carteles, a las mafias, a la delincuencia.., para reclutar fácilmente a personas de todos los grupos sociales, pero también a aquellos mas vulnerables, desfavorecidos y olvidados por el sistema, que ante su falta de expectativas y cada vez mayor exclusión, a menudo encuentran como mejor forma de salir adelante, a veces simplemente para subsistir y no morir de frío durmiendo en las calles; entrar a colaborar y formar parte de dichas redes.
Un enfoque aderezado con el característico estilo del actor que no deja escapar ocasión para resaltar con su peculiar toque de humor todos aquellos choques intergeneracionales entre la forma de ver la vida y afrontar la situaciones de los mas jóvenes y la un señor de 80 años con espíritu igual de joven, vital y realista pero mas práctico, superviviente de una época pasada en la que todo era diferente ¿o quizás no tanto…?.
Tres palabras que en mi opinión resumen los valores que la película trata de trasmitir al espectador son: “Humanidad, Honestidad y Sinceridad…” Algo de lo que la sociedad actual en la que nos movemos en este Siglo XXI esta algo escasa, por lo que no está nada mal recordarlo…
Como ya es costumbre en Clint Eastwood, una vez mas, dejó el listón muy alto.
Enhorabuena!