Fini Straubinger sufrió un terrible accidente durante su infancia que le privó de vivir durante el resto de su existencia de dos sentidos básicos: la vista y el oído. Su madre entonces se convirtió en su principal apoyo y a través de ella consiguió desarrollar un lenguaje basado en el tacto para poder comunicarse con el resto del mundo, llegando a crear un programa para la adaptación de estas personas a la vida cotidiana.
Así, el documental plantea diferentes reflexiones sobre la necesidad de comunicación de los seres humanos, aún cuando de repente alguien se ve privado de la vista y el oído, o lo que es más grave, nace sin desarrollar estos sentidos e intenta sobrevivir en un mundo que no está preparado para las personas que sufren semejante discapacidad. El director alemán Werner Herzog muestra en el documental cómo los ciegosordos son capaces de llegar a captar nociones abstractas que no vieron ni escucharon jamás.