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    La Llorona
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    La Llorona

    La familia crece

    por Alberto Corona

    No vamos a empezar la crítica erigiendo a James Wan como el culpable de cierta homogeneización estridente y ruidosa dentro del horror mainstream. Sobre todo, porque bastante mérito tiene haber empezado con la maravillosa Saw para acabar dirigiendo blockbusters tan voluminosos y hasta cierto punto idiosincráticos como Fast & Furious 7 o Aquaman. En su ambición por construirse una de las carreras más imprevisibles del Hollywood contemporáneo, el paso de Wan por Expediente Warren: The Conjuring sólo fue una revolución para el género como tantas otras que se había marcado antes, aunque acaso sea ésta la que más cola ha traído, y la que ha encontrado unas consecuencias más soporíferas. Tres spin-offs lleva ya su repaso de la leyenda negra de los EE.UU., sin contar la secuela. Y, aunque la promoción haya evitado catalogar a La Llorona como un nuevo derivado, lo cierto es que su génesis sería imposible de entender sin Wan y compañía.

    Empezando por su director, un debutante Michael Chaves cuyo contrato para hacerse cargo de ella también se extendía a la realización de The Conjuring 3. Siendo, por tanto, La Llorona un campo de pruebas para la hipotética culminación de la saga, y contando además con una mitología detrás de holgada presencia en el cine previo: desde numerosas películas mexicanas de terror hasta un número musical precioso en la Coco de Pixar. Y sí, la leyenda de La Llorona es bastante potente. ¿Una señora espectral que después de haber asesinado a sus propios hijos fruto de un ataque de celos vaga por el mundo en busca de nuevos infantes que llevarse con ella? Ya tienes la peli hecha, y si además pones de antagonista a una madre dispuesta a todo por salvar a sus vástagos, y en una última pirueta se te ocurre hacerla asistente social y que la interprete Linda Cardellini, ¿cómo no va a ser La Llorona una película entretenidísima? ¿Cómo?

    A poco que sientas una ligera vulnerabilidad ante el jumpscare, La Llorona te ofrece en efecto un entretenimiento inevitable, beneficiándose además de que la película apenas dura hora y media y el número de personajes o subtramas es mínimo. De esta hora y media, más de la mitad de minutos están dedicados a largas secuencias con personajes caminando por pasillos oscuros lanzando preguntas estúpidas antes de que la música suba a un nivel intolerable de decibelios e irrumpa una señora muy mal maquillada. Es la doctrina Wan llevada a su paroxismo más pedestre, y gracias a estos sustos logra que el nerviosismo del espectador sea tal que no atine a cuestionarse lo que ha precedido estas set pieces. Un logro mayúsculo, porque en La Llorona no hay mucho más. Ni siquiera unos pequeños apuntes de cierto interés narrativo, como cuando su condición de asistente social empieza a ser en sí misma una fuente de problemas para la protagonista —acosada por compañeros de trabajo que no creen que el terror de los niños tenga causas sobrenaturales—, acaban llegando a algún lado, porque Chaves y la gente de Warner Bros. van a lo que van y bastante méritos hacen con la construcción del universo cinematográfico más rentable de todos los tiempos, con el permiso de Marvel.

    Por lo demás, Chaves hace los suficientes méritos como para que nadie pueda llegar a temer que The Conjuring 3 acabe siendo un desastre. Su labor se halla a años luz de la sofisticación de James Wan, desde luego, pero tampoco desentona con la propuesta tan específica que el estudio se ha comprometido a defender hasta sus últimas consecuencias, y que mientras siga funcionando en taquilla parece que así se va a quedar. La Llorona, por tanto, se une  de forma perfectamente orgánica al panteón que forman Valak, Annabelle y el Hombre Torcido, y el terror que esta alegre familia nos propone se mantiene previsible, gritón, y para toda la familia. Vamos, que todo en orden.

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