BLACK PANTHER 2 WAKATA FOREVER
Película usa del 2022, de una duración de 161 minutos, con una valoracion de 5/10, bajo dirección de Ryan Coogler y guión de Joe Robert Cole, con un presupuesto de 250 millones.
Marvel apuesta por tener la versión de Negras, Africanas, y Mujeres, tal vez asentandose a la actualidad social.
Con esta nueva saga no estamos ante una producción definida por la acción y si la comparamos con las últimas producciones del universo cinematográfico de Marvel Studios las diferencias son aún más evidentes. Black Panther: Wakanda Forever no tiene el ritmo endiablado ni el sano fanservice al uso, o tampoco tiene nada que ver con la humorística fábula espacial
Por el contrario, la película de Coogler es sobria, medida, con un trasfondo más sociopolítico y con una voluntad coral siempre imbuida por el espíritu de Chadwick Boseman como actor. El homenaje es sentido y lo palpamos en todo momento, empezando por ese logo de Marvel Studios inicial pensado especialmente para esta cita y una escena postcréditos que lejos de caer en lo superfluo o estar pensada para llamar nuestra atención sobre la siguiente pieza del engranaje como en otras ocasiones ha ocurrido, nos presenta una escena intima, significativa y muy emotiva que pone el broche al tributo a Boseman.
En el apartado técnico tenemos diversos claroscuros, porque podemos decir que Black Panther para bien y para mal es una digna heredera de su primera parte. La producción destaca en su puesta en escena, en el diseño de escenarios y vestuario, poniendo especialmente énfasis en la ciudad Talokán y los «na’vi» que viven en ella, del cuidado colorido básico que impacta, y el no dejar de envolverlo con una coreografía Africanistas que nos saca de la tradicional persoectiva de superheroes. De la misma manera que Wakanda tomaba un papel importante en la trama de Black Panther, aquí pasa lo mismo con el reino de Namor. Pero esta secuela sigue ahondado en errores que ya vimos en el pasado, principalmente cuando nos centramos en su tratamiento de la acción. Esta es un poco sucia y atropellada en algunos pasajes, aunque este no es el principal problema de este apartado y no tiene tanta relevancia como para empeñar nuestro disfrute. Pero si nos puede sacar de la historia el tratamiento de algunos efectos especiales que nos dejan demasiado sabor a croma verde y un nuevo Black Panther que se mueve a trompicones en algunas escenas de acción clave de la producción y nos retrotraen a algunas vistas en su antecesora.
Hay que reconocer que Coogler cocina bien a fuego lento y la acción no es tan importante para él como las consecuencias de la misma. Black Panther: Wakanda Forever es un tour de force entre el drama y la épica que acaba ganando claramente la primera. El director es consciente de que el género superheroico puede ser más que un simple espectáculo y lo deja bien claro con una historia que entremezcla géneros como pocas producciones en el universo cinematográfico de Marvel Studios pasando de acción al drama, de la aventura al cine de espionaje y el thriller político, la fantasía y la ciencia ficción. Puede que no se acabe de centrar en ninguno de ellos ni les acaba de sacar provecho en el guion, pero esto hace que no nos acomodemos como espectadores. Todo esto también se ejemplifica en la particular banda sonora de Ludwig Göransson que regresa con esta secuela con una propuesta más discreta pero de aromas y ritmos similares en la que destaca el tema Lift Me Up de Rihanna.
Es una propuesta continuista a la que le sobra corazón e imaginación, pero con ciertas carencias a nivel técnico y un ritmo que pueden contrariar a los espectadores. La historia sale parcialmente bien librada del ejercicio de readaptación que implica la pérdida de su estrella principal y que nos adentra en una nueva historia de orígenes. Ciertamente, con matices interesantes, con la acertada presentación en sociedad de Namor y con unos actores muy entregados que nos dejan algunos de los momentos más intensos vividos en una producción de Marvel Studios. Son las circunstancias las que hacen especial su historia, pero no deja de ser meritorio que Kevin Feige y compañía hayan dejado tanto margen a Coogler para poder llevar la producción por los caminos que ha considerado apropiados, manteniendo un equilibrio siempre difícil entre el espectáculo y el sentimiento.